EXTINCTION AND LIVESTOCK CONFERENCE
(Londres, 5 y 6 de octubre de 2017)
AVATMA ha estado representada por dos veterinarios, Virginia Iniesta Orozco y Rafael Mas Palau, en la “Extinction And Livestock international Conference”, organizada por las entidades Compassion in World Farming (CIWF) y WWF, celebrada en el Queen Elisabeth II Conference Centre de Londres los días 5 y 6 de Octubre de 2017. Un evento de enorme relevancia, entre otros motivos, porque ha servido para tender puentes entre la lucha conservacionista y el ámbito de los derechos animales, integrándose ambas corrientes para poner sobre la mesa los problemas que afectan a los dos frentes y buscar soluciones conjuntas.
Teniendo en cuenta que actualmente nos encontramos inmersos en la “sexta extinción masiva” de especies (y la primera causada por una sola de ellas, el Homo sapiens), la idea principal sobre la que ha pivotado este encuentro internacional es que la producción de alimentos, principalmente los de origen animal, es la causa fundamental de la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta; y, por tanto, hay que buscar estrategias para intentar reducir este consumo insostenible y de demanda creciente, fomentar el consumo de más vegetales y optar por sistemas productivos ecológicos.
Más allá de las implicaciones éticas y morales -que por supuesto las tiene-, la gravedad de esta desaparición de especies es que con ellas también desaparecen las funciones ecológicas o “servicios ecosistémicos” que éstas realizan. Como ejemplo de ello se resaltó la labor de especies polinizadoras (de la que dependen un 70% de los agrocultivos, estando en constante aumento la proporción de estos cultivos dependientes de polinización), labor económicamente inviable si en un futuro tuviera que ser llevada a cabo por el ser humano a causa de la extinción de dichas especies.
Desde un enfoque moral las consecuencias derivadas de un hecho o actividad determinan si ese algo es correcto o no. Puesto que las consecuencias de la producción de alimentos de origen animal son la extinción de especies, un enorme daño medioambiental, el sufrimiento de millones de animales de granja así como impactos negativos en la salud humana, se concluye como algo imprescindible el cambio de este sistema. Con el actual paradigma de producción y consumismo se evidencia que la actividad humana no es compatible a día de hoy con la vida en el planeta; el Profesor Carl Safina, en su magnífica ponencia, lo expresó con las siguientes palabras: “La capacidad del planeta para seguir vivo es la mayor cuestión moral a la que se enfrenta el ser humano”.
Peter Stevenson, a su vez, destacó que si a la hora de establecer los precios de los productos de origen animal se tuvieran en cuenta los costes reales de producción, estos sistemas de producción no serían viables, de ahí la necesidad de una transición hacia una economía más sensata y consecuente. Siendo estos altísimos costes la deforestación, la degradación de los suelos, el gasto de agua, la contaminación, la producción de gases de efecto invernadero y los efectos de todos ellos en la salud humana y la supervivencia de las generaciones futuras. Se habló de la necesidad de gravar los productos de origen animal con impuestos que compensen esos costes, fomentando y premiando a los sistemas productivos sostenibles, ecológicos y respetuosos con el bienestar animal, sirviendo como ejemplo sistemas silvopastorales.
Un tema que varios ponentes (a destacar la neuróloga Dr. Aysha Akhtar) mencionaron fue el incremento de las resistencias a los antibióticos que se están produciendo por su uso masivo en la ganadería industrial, que en breve podrían ser una de las mayores causas de mortalidad a nivel global. Del total de antibióticos usados en Europa, 2/3 son destinados a animales de abasto (45% en el caso de Reino Unido, 70% en EEUU). Es ésta una cuestión preocupante hasta el punto de que se está consiguiendo el compromiso de cada vez más compañías alimentarias en EEUU para reducir el uso de antibióticos en la alimentación de los animales destinados a consumo humano.
Más allá de las implicaciones ambientales y de la propia supervivencia de la especie humana, no se puede obviar el plano moral y ético de los derechos de los animales a nivel de individuo. La ganadería industrial es responsable del sufrimiento y muerte de 70 billones de animales terrestres (aves y mamíferos).
Martin Palmer (secretario general de Alliance of Religions and Conservation), en referencia a la relación entre las distintas creencias religiosas y el tema que nos ocupa, resaltó un dicho de la tradición judía “si te quieres comer a un pollo, antes convive 3 días con él”. Asimismo destacó que la nación israelí se ha comprometido a reducir en un 75% el consumo de productos de origen animal en las próximas décadas, lo cual es una gran noticia, ya que también se verían reducidos en igual medida los sacrificios en matadero sin aturdimiento previo que se llevan a cabo según esta tradición religiosa.
También cabe señalar el auge de empresas que, con una gran perspectiva de futuro, están invirtiendo su capital y recursos en desarrollar y comercializar alimentos equivalentes y que imitan los productos de origen animal, pero elaborados con materias primas vegetales. También hay una importante inversión económica en el desarrollo de las llamadas “carnes limpias” producidas in vitro a partir de células animales y crecidas en laboratorio, que evitan el sufrimiento y muerte de millones de individuos y contribuyen a reducir muchísimo el impacto ambiental y la huella ecológica.
Actualmente sabemos, a través de análisis de la estructura y función cerebral, de estudios evolutivos y del comportamiento que los animales piensan, sienten y experimentan emociones, y también se ha llegado a la conclusión de que poseen consciencia (Declaración de Cambridge , 2012). Los puntos de vista pueden variar, los datos objetivos no. Y es por ello que queremos concluir transmitiendo el mensaje de Yuval Noah Harari, en el que se puso de manifiesto la responsabilidad divulgativa del conocimiento científico respecto a los animales y a su bienestar, ya que ese conocimiento es la base para la toma de decisiones conscientes: “It may not be for sciencist to decide the ethics of animal welfare but it is their responsibility to make known the facts” (puede que no sea competencia de los científicos determinar la ética del bienestar animal, pero sí es su responsabilidad hacer que se conozcan los hechos).
Como veterinarios, por tanto, tenemos la responsabilidad de emplear y divulgar el conocimiento científico para proporcionar herramientas útiles que permitan alcanzar un mundo más ético y compasivo para todas las especies.













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