Durante los días 10 y 11 de mayo, se celebró en Murcia el I Congreso Nacional de la Profesión Veterinaria, evento organizado por el Consejo General de Veterinarios y el Colegio Oficial de Veterinarios de Murcia.
En el marco de dicho Congreso se dedicó una sesión al toro de lidia:
SESIÓN: VETERINARIA TAURINA
11:30 CONFERENCIA SECTORIAL: El devenir de los espectáculos
taurinos
Adolfo
Rodríguez Montesinos. Veterinario,
periodista y ganadero
12:00 MESA REDONDA: Presente y futuro del veterinario taurino. Problemática.
Modera: Juan Seva Alcaraz. Investigador del toro de lidia. Universidad de Murcia.
—El veterinario en la
producción del toro de lidia.
Jose
Manuel Sanes Vargas. Veterinario
clínico de bovino de lidia. Murcia
—Reconocimientos ante y post
mortem
Antonio
Gallego Polo. Presidente
Colegio Jaén
—Futuro de la actuación
veterinaria.
Jose
Luis Iglesias Olmeda. Secretario de AVET (Asociación de Veterinarios de Espectáculos
Taurinos)
13:00 DEBATE
Llama la atención que en este espacio no se invitara a ninguno de los miles de veterinarios que somos detractores de esta actividad de maltrato animal legalizado, y que llevamos muchos años llamando la atención sobre la incoherencia de que nuestro colectivo forme parte de su promoción y difusión. Llama la atención que esta actividad profesional choque frontalmente con los principios que recoge nuestro Código Deontológico, y sobre lo que nos pronunciamos hace unos meses en nuestra página web: `El nuevo Código Deontológico para el ejercicio de la profesión veterinaria y sus contradicciones´.
Tras el Congreso, y como es habitual, se emitió un amplio documento que contiene las conclusiones del mismo. En lo que se refiere a la actividad taurina y nuestra profesión, se puede leer:
- La profesión veterinaria es garante de la integridad del toro en los espectáculos taurinos.
- El futuro de los espectáculos taurinos se consolida con el aumento de los festejos taurinos populares, en los que debe participar nuestra profesión.
- Son competencia exclusiva de la profesión veterinaria las actuaciones relacionadas con el Bienestar Animal en los festejos taurinos.
El posicionamiento de AVATMA sobre este tema, quedó claro durante la participación de nuestro presidente en la I Conferencia sobre Veterinaria y Bienestar Animal, que se celebró en la localidad de Almagro en 2017. En este enlace puedes ver el vídeo de su intervención, su presentación y leer su ponencia. Desgraciadamente, su presencia en esa Conferencia no ha tenido la continuidad que hubiésemos deseado, y no hemos vuelto a ser invitados por la oficialidad de nuestra profesión a ningún evento similar, como ha sido, por ejemplo, este de Murcia. Las razones son evidentes, somos molestos, incómodos, pero no por eso vamos a dejar de insistir en que, una asociación profesional como la nuestra, que representa a 540 veterinarios, debe ser oída cuando se habla de bienestar y de maltrato animal. Y que no les confundan, como hacen para desacreditarnos, con los «animalismos» y los animalistas porque, por encima de todo, somos veterinarios y utilizamos la `CON CIENCIA´ en nuestro discurso.
El papel del veterinario en un espectáculo taurino no puede ser, aunque es, certificar que un bovino de lidia está íntegro, en cumplimiento de lo reglamentado según el tipo de festejo del que se trate, para ser maltratado, en ocasiones, hasta su muerte. El sufrimiento de estos animales en estos espectáculos está más que demostrado y documentado, y no es admisible que, desde el ámbito de la actuación veterinaria, se colabore de forma directa y “necesaria” en ellos. Además, y también ha quedado constatado en muchas ocasiones, eso que llaman “integridad” brilla por su ausencia: pitones manipulados, dopaje, lesiones oculares, alteraciones de la locomoción, falta de trapío, falsificación de documentos, incumplimiento de los reglamentos… La presencia de los veterinarios no garantiza la “pureza” del espectáculo, aunque esto, para nosotros, los veterinarios abolicionistas, carece de importancia. Aún así, nos gustaría que las actas que los veterinarios levantan en todos y cada uno de estos festejos, fueran públicas, lo que pondría en evidencia el nivel de implicación y la importancia de estos profesionales en estos asuntos. Invitamos a los colegios profesionales a que nos den acceso a estos documentos a través, por ejemplo, de sus páginas web. En algunas ocasiones hemos denunciado las irregularidades que se producen en estos festejos y nos gustaría saber si los veterinarios oficiales dejaron constancia de ellas, y si los responsables fueron sancionados.
Resulta hilarante que el sector taurino, y en esta coyuntura, el sector veterinario, hable de consolidación y de futuro de la tauromaquia, aludiendo a los festejos populares, esos en los que la “calidad” de los bóvidos brilla por su ausencia, y en los que, en numerosas ocasiones, se echa mano de lo que se llama “deshecho de tienta”. ¿De verdad creen que el futuro de las ganaderías de lidia pasa por los embolados, ensogados, encierros o sueltas de vaquillas? ¿Pasa por Medinaceli, Benavente, Tordesillas, Cuellar o Vall de Uxó…?
Siendo cierto que en España se celebraron durante 2018, 17.698 festejos populares, también lo es que descendieron con respecto a 2017, en 222 festejos, como también lo es que los festejos en plaza, esos que realmente suponen el aplaudido trabajo de los ganaderos por parte de los aficionados e incluso por parte de algunos colegios profesionales (premios taurinos), descendieron en un 58,4% en los últimos doce años. El futuro de la tauromaquia, y lo saben, es su desaparición. Y en cuanto a la participación de los veterinarios en ellos, en los mencionados, en los populares, aquí queda el dato: en la comunidad autónoma que más espectáculos de este tipo se programan, la Valenciana, (8.596 en 2018), todavía no es obligatoria su presencia. ¿Qué harán en ellos nuestros compañeros de profesión? Mirar, rellenar papeles, cobrar lo que esté estipulado y marcharse a su casa. Afortunadamente, cuando los espectáculos taurinos lleguen a su fin, los veterinarios que de forma esporádica trabajan en ellos, saldrán adelante, porque ninguno de ellos come de esta actividad, ni tan siquiera los de plazas de toros de primera categoría. Es más, el número de veterinarios que trabajan en ellos es minoritario dentro de cada uno de los colegios provinciales, que son los encargados de acreditarlos.
¿Se puede hablar de Bienestar Animal en un festejo taurino, y en el transporte y la espera previa? No, rotundamente no. Y no se puede porque no existe. ¿Existe bienestar en un animal al que se lleva al agotamiento físico, al que se le provoca miedo, temor, angustia y hasta pánico, y se le obliga a defenderse ante situaciones que le provocan miedo y aversión? ¿Existe bienestar animal en un becerro, un novillo o un toro lidiado, embolado o ensogado? Seremos reiterativos: No. Sean ustedes serios, profesionales, responsables, y no engañen a los ciudadanos. Asuman lo que supone para estos animales su participación en un espectáculo taurino, con o sin muerte pública. ¿Bienestar en un animal al que se le provoca un deterioro orgánico por su incapacidad para adaptarse a las numerosas situaciones amenazantes que se presentan ante él? Tienen ustedes numerosos estudios que así lo demuestran, que han sido publicados por los veterinarios de AVATMA, y que han sido realizados, precisamente, por el sector de los que defienden la tauromaquia. ¿Los han leído? ¿Los han analizado?
Los veterinarios somos garantes de la salud y del bienestar de los animales, y no podemos, ni debemos, ser garantes de eso que llaman “integridad” en ninguno de los espectáculos en los que estos bovinos son maltratados. Para entenderlo no hay que irse muy lejos; si leen atentamente nuestro Código Deontológico, lo entenderán.
En el mes de julio tendremos nuevo presidente del Consejo General de Veterinarios. Desde AVATMA esperamos que él y la nueva Junta Directiva, afronten este tema con la seriedad que se merece, y tengan la sensibilidad necesaria, que es la que corresponde a la veterinaria del siglo XXI, y que avanza con paso lento pero firme en algunos de nuestros colegios provinciales.
La sociedad nos pide ir más allá del mensaje que preside nuestras campañas: `Cuidando a los animales protegemos a las personas´, y es hora de que seamos capaces de dárselo.