Informe técnico veterinario sobre los espectáculos taurinos con vacas y vaquillas

INFORME TÉCNICO VETERINARIO SOBRE LOS ESPECTÁCULOS TAURINOS CON VACAS Y VAQUILLAS

 

capeas despedidas de solteros Madrid Toledo 4

En tauromaquia se entiende por toreo de vaquillas, suelta de reses o capeas, los festejos consistentes en correr o torear reses bravas de 2 a 3 años o incluso de menor o mayor edad, por participantes aficionados en una plaza o recinto cerrado, o por las calles de una población.

Podría llegar a pensarse que estos espectáculos a priori  incruentos, en los que no se producen heridas ni sangrado, son “inocuos” para para los animales. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: implican un gran padecimiento, tanto psíquico como físico, para las vacas y vaquillas que son obligadas a participar en ellos.

Como ya ha sido demostrado en numerosos estudios científicos, el organismo de todos los animales vertebrados está dotado de un sistema neuroendocrino que les capacita para sentir plenamente tanto experiencias positivas (placer) como negativas (dolor, sufrimiento). En el caso de los individuos de la especie bovina, las manifestaciones dolorosas o de sufrimiento no suelen ser fáciles de reconocer, porque son presas de otros animales y está en su naturaleza ocultarlas, a fin de no manifestar debilidad ante potenciales depredadores (1). A pesar de ello, existen protocolos dotados de rigor científico que nos confirman que estos animales realmente sufren en estas situaciones, ya que les provocan una alteración en el normal funcionamiento orgánico y fisiología de estos bóvidos (lo que puede definirse como ausencia de bienestar animal).

Si analizamos las siguientes definiciones:

MALTRATAR: “Causar daño físico o moral a una persona o animal”.

CRUELDAD: “Acción que causa sufrimiento y dolor intensos”.

SUFRIMIENTO: “Dolor o padecimiento físico o psíquico”.

Podemos afirmar que

LAS VAQUILLAS y VACAS, en estos espectáculos, PADECEN MALTRATO, CRUELDAD Y SUFRIMIENTO.

SUFRIMIENTO PSÍQUICO DE LAS VAQUILLAS Y VACAS

Podemos afirmar categóricamente que las situaciones a las que son sometidos los animales en estos festejos les resultan dañinas y que les provocan un gran sufrimiento psíquico.

Los bovinos son animales gregarios que necesitan estar al amparo de su grupo o manada para sentirse seguros. Tienen propensión a sobresaltarse ante movimientos súbitos, debido a que sus músculos oculares son relativamente débiles y su capacidad de enfocar rápidamente la vista en elementos muy cercanos, es escasa. Sabemos que estos animales sufren astigmatismo. Los objetos que se mueven bruscamente son los que más miedo provocan, ya que en la vida salvaje los depredadores aparecen de manera brusca y repentina. Particularmente, las razas excitables de ganado vacuno -como la de lidia- muestran sensaciones de pánico cuando se las deja solas en un lugar extraño o se las somete o expone a la novedad de un ambiente ruidoso (2). Por ello cuando se le presentan situaciones estresantes como la restricción de movimientos (encierro en los chiqueros, o sujeciones de la cola o de los cuernos, como sucede en ocasiones), la incapacidad de encontrar vías de escape (plazas o recintos vallados por talanqueras, sin salida ni lugares donde esconderse) o estímulos aversivos desconocidos, con colores llamativos, que se mueven súbitamente (ej.: capote y muleta, y gente corriendo o haciendo cites), pueden desarrollar una respuesta de miedo intenso a fin de resolver la situación. Además del miedo, otros factores que aparecen en los animales como la fatiga o las lesiones son también desencadenantes de estrés y sufrimiento.

De esta forma, durante los festejos protagonizados por vaquillas y vacas pueden observarse a menudo en los animales signos de incomprensión por lo que les está sucediendo, desorientación y manifestaciones de estrés, ansiedad, miedo y angustia, tales como: respiración acelerada (1), vocalizaciones (1), embestidas constantes (que no son más que una forma de luchar contra el estímulo aversivo, con la que el animal tiene la intención de que “se retire de su vista”), sacudidas violentas del rabo, acción de escarbar en el suelo con las extremidades anteriores (1), comportamientos de escape, huida o evasión (1) y resistencia a moverse (1).

Hay que recalcar que no es necesario que exista una  sensación dolorosa para que un estímulo provoque aversión y padecimiento. Así, podríamos determinar que los  tres orígenes fundamentales del sufrimiento psíquico que padecen las vaquillas durante el espectáculo son los siguientes:

Sufrimiento por la pérdida de visión y capacidad sensorial

Según avanza el espectáculo, estos animales manifiestan una gran disminución de su capacidad visual por la constante fijación de la mirada, pases rápidos delante de su cara y movimiento de las personas que les acosan, excitantes cromáticos que incitan a la acción (rojo, amarillo, naranja) presentes en los capotes y muletas y fatiga muscular (sus músculos oculares, mantenidos en constante movimiento, sufren agotamiento nervioso). La vasoconstricción a nivel del encéfalo y de los centros nerviosos responsables de la visión conducirá a la incapacidad del animal para apreciar la morfología de los objetos y su localización, que se irá acentuando durante su permanencia en la plaza.

Sufrimiento por miedo

Los participantes en el espectáculo que salten a la arena del coso o que se muestren ante ellas en las calles, aparecerán como depredadores, provocando una señal clara de peligro. Por tanto, el comportamiento que manifiestan en estos festejos populares es una conducta de agresividad defensiva por miedo. La acometividad de estos animales (embestidas) está relacionada con la reacción frente a estímulos emocionales claramente aversivos.

Sufrimiento por estrés

Se puede definir estrés de las siguientes formas: “Situación de un individuo, o de alguno de sus órganos o aparatos que, por exigir de ellos un rendimiento superior al normal, los pone en riesgo próximo a enfermar”; “cualquier tensión o interferencia que altera el funcionamiento de un organismo” o bien “respuesta a la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos´.
Las causas capaces de provocar estrés (y como consecuencia, sufrimiento) en estos animales antes y durante estos espectáculos son, entre otras:

  • El transporte (3): en las condiciones en que se realiza, es uno de los estímulos más estresantes para ellos.
  • Causas ambientales: manejo (3), la excesiva actividad muscular y la interacción con estímulos extraños y desconocidos provocados por el hombre, que les  genera enorme miedo (ej: por su sensibilidad auditiva, los alaridos y chillidos de la gente les producen más estrés que los ruidos de puertas metálicas que retumban al cerrarse).
  • La limitación de los espacios (3), que lleva implícita la ausencia de vías de escape (sumamente importantes para este tipo de animales).
  • El hambre, la sed, la fatiga y los extremos térmicos.
  • La manipulación previa de sus astas a la que han sido sometidas y que son de obligado cumplimiento para este tipo de festejos. Este tipo de manipulaciones previas se reconocen como causa de un importante padecimiento por la FAWEC (4).

Ensayos previos descritos en la literatura científica (3) han evaluado la reacción al stress y el esfuerzo de adaptación metabólica en hembras bovinas de lidia de 2 años de edad cuando son sometidas a diferentes secuencias de manipulación controlada (tales la como inmovilización en mangas de contención, suelta y transporte), demostrando que todas las manipulaciones les provocan incrementos estadísticamente significativos de cortisol (marcador de la reacción de estrés), además de aumentos, en mayor o menor medida, de otros 13 parámetros plasmáticos. La conclusión del estudio es que los bovinos de lidia requieren grandes ajustes internos cuando se enfrentan a cualquier tipo de manipulación, por simple que ésta sea. De hecho, ningún animal que sea capaz de enfrentarse a una situación de estrés y controlarlo manifestará las alteraciones que estarán presentes en estas vaquillas después del festejo a nivel muscular, a nivel de oxigenación y a nivel emocional.

Además, la forma en que un animal es manejado tendrá un efecto perdurable el resto de su vida en sus respuestas fisiológicas ante situaciones de estrés. Por tanto, si las vaquillas son reutilizadas en festejos posteriores, sufrirán aún más que la primera vez que participaron en el espectáculo.

SUFRIMIENTO FÍSICO DE LAS VAQUILLAS y VACAS

Si la alteración del estado psíquico de estos animales durante el festejo queda más que manifiesta, el sufrimiento físico de los mismos también es evidente. Los signos visibles de agotamiento, lesión y dolor que presentan a lo largo  del desarrollo del espectáculo son consecuencia de exigirles un ejercicio para el que no están preparados (2). De esta forma, puede observarse en ellos dificultad respiratoria (movimiento abdominal trabajoso, boca abierta y lengua fuera), cansancio manifiesto y alteraciones de su aparato locomotor, como tropezones y caídas.

Podemos determinar dos causas principales del sufrimiento físico en las vaquillas: la acidosis metabólica y las lesiones musculares.

Acidosis metabólica

Es una bajada del pH en su sangre y tejidos por debajo de 6,5, provocada por el ejercicio en forma de carreras, embestidas y giros al que se ven sometidos estos animales dentro de la plaza o en las calles de una localidad. Es un parámetro inequívoco de sufrimiento en los bovinos, causado por la inadaptación al esfuerzo físico que se les obliga a realizar, y que puede originar fatiga muscular, dificultad para respirar (respiración acelerada, hiperventilación, disnea), alteraciones cardiacas, alteraciones metabólicas y obnubilación.

Lesiones musculares

Los bóvidos de lidia presentan fibras musculares dotadas de menor capacidad oxidativa que otras razas de vacuno y, en consecuencia, tienen más facilidad para fatigarse. En sus músculos predominan las fibras de contracción rápida, que son las que tienen menos capacidad para obtener energía por medio del oxígeno durante el ejercicio. Estos animales son incompetentes para desarrollar el esfuerzo al que se les obliga, que resulta para ellos extenuante, y ello se manifiesta por la presencia de rápidos movimientos respiratorios y jadeos y por el agotamiento físico en forma de caídas.

Además, a nivel interno, puede observarse la presencia de numerosas lesiones musculares tales como alteraciones mitocondriales, pérdidas del contorno poligonal de fibras, centralización de núcleos, procesos de necrosis (muerte celular), fragmentación fibrilar y vacuolización del sarcoplasma causada por hipoxia celular, fibrosis, miopatías con atrofia e impotencia funcional de los músculos, y degeneración y rotura de fibras.

Los músculos lesionados a causa del ejercicio extenuante en bóvidos de lidia son aquellos que intervienen en el apoyo, en la extensión y retracción de las extremidades anteriores, en la acción fijadora y enderezadora del raquis, en la tracción y protracción de los miembros pelvianos y en la suspensión del tronco.

Las lesiones musculares y la inadaptación al ejercicio se ponen también de manifiesto por la marcada elevación, en el suero de estos animales, de sus enzimas musculares CK y CPK (indican severidad del ejercicio y daño muscular), AST (indicadora de sobreesfuerzo) y LDH (indicador de lesión muscular), así como de potasio extracelular (indicador de fatiga, que hace que el corazón se dilate y trabaje al máximo y quede flácido, disminuyendo la frecuencia cardiaca, lo que debilita progresivamente la contracción del miocardio).

 

CONCLUSIONES

El reconocimiento empírico de que los animales pueden experimentar sensaciones de dolor, angustia y sufrimiento implica definir como moralmente injustificable cualquier daño intencionado que se les provoque.

En el caso de los espectáculos con vaquillas y vacas, el padecimiento -tanto psíquico como físico- de los animales es una realidad constatable, agravado por el hecho de que los individuos que se utilizan en estos festejos suelen ser animales jóvenes básicamente indefensos. Aunque en este tipo de actividades no se les provocan heridas, podemos decir que, a pesar de ello, los daños musculares, el sufrimiento respiratorio y el estrés son muy similares a los que sufren los animales en una lidia clásica.

Además, durante este tipo de espectáculos, suelen producirse cobardes burlas y vejaciones hacia los animales, todo ello ante la presencia de menores. La inmediata y nefasta consecuencia de todo esto es la destrucción de la empatía de estos niños, que incorporan a su personalidad unos valores totalmente aberrantes que perdurarán en el futuro por normalización en sus conciencias del maltrato animal.

El toreo de vacas y vaquillas, y la suelta en el entorno urbano, sin duda alguna, constituyen otra más de las múltiples  manifestaciones de maltrato animal en nuestro país. Por tanto, este tipo de  espectáculos debería dejar de estar permitido en toda localidad que se precie de brindar respeto, protección y trato digno a los animales.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Pain and Stress in Cattle: A Personal Perspective. Bomzon, A. Consulvet, Haifa, Israel
  2. Informe técnico veterinario sobre las becerradas y otros espectáculos taurinos”. Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA), 2011. https://sites.google.com/site/veterinariosavatma/estudios-cientificos/informe-sobre-las-becerradas-y-otros-espectaculos  
  3. J. M. Sanchez, I M. J. Castro, M. E. Alonso and V. R. Gaudioso. Adaptive Metabolic Responses in Females of the Fighting Breed Submitted to Different Sequences of Stress Stimuli. Physiology & Behavior, Vol. 611. No. 4, pp. 1047-1052, 1996
  4. Informe del descornado y del desmochado del ganado vacuno. E Mainau, D Temple, X Manteca. FAWEC   http://www.fawec.org/es/fichas-tecnicas/21-ganado-vacuno/20-efecto-del-descornado-y-del-desmochado-en-el-bienestar-del-ganado-vacuno

INFORME REALIZADO POR AVATMA

 

PROHIBIDO SU USO