INFORME TÉCNICO VETERINARIO SOBRE EL SUFRIMIENTO DE TOROS Y NOVILLOS EN LAS LIDIAS INCRUENTAS

AVATMA EN CONTRA DE LAS LIDIAS SIN SANGRE: INFORME TÉCNICO VETERINARIO SOBRE EL SUFRIMIENTO DE TOROS Y NOVILLOS EN LAS LIDIAS INCRUENTAS.

Las llamadas lidias incruentas o sin sangre, en las que son suprimidas las armas cortantes y punzantes como son las puyas, banderillas, estoque, verduguillo y puntilla, ya se han realizado en algunas plazas de toros de diversos países.

Desde algunos sectores sociales, políticos e incluso desde una parte del movimiento por la protección animal, se ven como un mal menor y por tanto como una alternativa a la lidia clásica, aquella que lleva aparejado lo que se conoce como tercios: el de varas, el de banderillas y el de muerte.

Entendemos que el fin de los espectáculos que estamos analizando, y por tanto el final de todos los animales utilizados en ellos, es la muerte. Todos los novillos y toros que intervienen en estos espectáculos taurinos serán, seguramente, sacrificados en el matadero o en la misma plaza una vez concluida su lidia fuera de la vista del público asistente. A nadie escapa que el toreo con capote o muleta de estos animales, si se hace de forma reiterada, les lleva a un rápido aprendizaje que les haría muy peligrosos en lidias posteriores, por lo que no cabría su reutilización. Además, es difícil imaginarse que los ganaderos del toro de lidia aceptasen el mantenimiento de estos bóvidos en sus ganaderías durante los años posteriores a su utilización incruenta, por el alto coste económico que esto supondría. Es evidente, además, que este tipo de espectáculos mantendrían el maltrato que sobre estos animales se ejerce en las ganaderías de lidia y sobre lo que AVATMA ya realizó un estudio.

En el caso que nos ocupa y como veterinarios, valoraremos si estos novillos y toros sufren durante estos espectáculos públicos, sufrimiento que se niega, puesto que a estos animales no se les infligen heridas provocadas por puyas, banderillas, estoques, verduguillos y puntillas. Podríamos pensar que si no hay sangre no hay padecimiento, y que este tipo de festejos son inocuos para los animales que en ellos se utilizan, pero no es así, como vamos a demostrar.

En este tipo de prácticas existen, sin duda, dos tipos de sufrimiento: el psíquico o emocional y el físico, y por tanto atentan contra lo que se conoce como bienestar animal.

Cuando hablamos de bienestar animal nos referimos a que el organismo en cuestión no debería presentar alteraciones fisiológicas, es decir, sus manifestaciones emocionales y su fisiología, no deberían diferir de las que presentan en condiciones normales. Por tanto, el bienestar animal tiene que ver con las sensaciones experimentadas, es decir: la ausencia de fuertes sensaciones negativas, llamadas en general sufrimiento y la presencia de otras positivas, que se denominan placer. Toda evaluación del grado del bienestar animal debe centrarse en las mediciones de esas sensaciones.

¿Existen protocolos dotados de rigor científico que nos digan si realmente estos animales sufren en estas situaciones? Existen y los vamos a exponer a continuación. ¿Podemos decir a ciencia cierta que éstas, en apariencia “banales” manifestaciones, implican una alteración en el normal funcionamiento orgánico de estos bóvidos? Podemos, sin duda.

Entre las causas capaces de provocar estrés y sufrimiento en los animales se encuentran las ambientales. En el caso que nos ocupa podemos nombrar: El transporte previo, el manejo de los animales, la excesiva actividad muscular y la interacción con estímulos extraños y desconocidos provocados por el hombre que generan miedo y angustia en ellos. El transporte de animales de raza de lidia se reconoce como uno de los factores que mayor estrés provoca en ellos, habiéndose demostrado pérdidas de peso durante el mismo de hasta 30 kilos en función de las distancias recorridas y del encaste al que pertenecen los toros y novillos. En el hipotético caso de que este tipo de lidias llegaran a realizarse cabría preguntarse cuánto tiempo de espera tendrían que soportar estos animales, una vez llegados a la plaza, hasta su salida al ruedo, sabiendo que mucho tiempo antes son sometidos a la oscuridad, el aislamiento y la soledad en los chiqueros. Cabría también preguntarse si de forma previa al espectáculo serán manipulados sus pitones para reducir el peligro durante su lidia. Las manipulaciones de la cornamenta se reconocen como altamente estresante e incluso, a veces, dolorosas para ellos, según la FAWEC.

Otros factores desencadenantes de estrés y de sufrimiento son la limitación de los espacios, que lleva implícita la ausencia de vías de escape, sumamente importantes para este tipo de animales. Podríamos nombrar también como factores de estrés: el hambre, la sed, la fatiga y los extremos térmicos, circunstancias presentes en estos festejos.

Las situaciones a las que se ven sometidos en estos espectáculos son dañinas y les provocan sufrimiento.

A los novillos y toros que protagonizan estos festejos se les provocan daños, que se concretan en sensaciones de miedo y desamparo, y el sometimiento a un tipo de esfuerzos para los que, dada su naturaleza de rumiantes herbívoros, no están preparados, y que serán causantes de respuestas orgánicas que pasarán de ser fisiológicas a patológicas, dada su incapacidad para adaptarse a las mismas y que están perfectamente descritas. La determinación de diversos parámetros sanguíneos en estos bóvidos como son los marcadores de estrés (ACTH, Cortisol y Betaendorfinas), y marcadores de la función muscular (CPK, LDH, AST), así como las alteraciones de sus gasometrías y del pH sanguíneo, una vez terminado el espectáculo, demuestran sin lugar a dudas que existe sufrimiento.

Como hemos comentado con anterioridad existen publicaciones científicas que explican que, una gran parte del sufrimiento que padecen estos animales, se debe al ejercicio físico al que son sometidos, que dependería en gran parte del tiempo que permanezcan en el ruedo siendo toreados con capote y muleta.

Lo que exponemos a continuación es una transcripción prácticamente literal de las publicaciones científicas consultadas para la elaboración de este informe, y cuyos títulos y autores figuran en la bibliografía que lo acompaña.

La lidia es un ejercicio anaeróbico por su metabolismo, sin embargo, dada la alta intensidad del ejercicio al que son sometidos los animales, su duración (en el caso que nos ocupa sería mayor que el de una lidia convencional) y sus características, se puede considerar un ejercicio aeróbico. Habrá una glucolisis anaeróbica como vía de producción de energía necesaria para el esfuerzo basada en la degradación del glucógeno muscular y la consiguiente producción de ácido láctico. Durante la corrida, el toro sufre el efecto negativo del ácido láctico, dando lugar a fatiga y sufrimiento muscular. Este ácido láctico se vierte a la sangre en forma de lactato que reduce el pH sanguíneo haciéndolo más ácido (acidosis metabólica = indicador de sufrimiento en bóvidos). Las concentraciones de proteínas totales, calcio y fósforo se elevan por la deshidratación y la hemoconcentración, y determinadas enzimas triplican su valor como consecuencia de un sobreesfuerzo metabólico. Objetivamente podemos observar la respiración que presentan estos animales a los pocos minutos de salir a la arena, en que los movimientos de inspiración y espiración se aceleran de tal manera que resulta complicado contarlos, aunque no haya intervención de picadores o de banderilleros. No será por tanto extraño observar una clara taquipnea con respiración abdominal, muy marcada en sus ijares, y que los animales respiran con la boca abierta e incluso la lengua fuera.

La valoración de los gases sanguíneos puede ayudarnos a tener una idea aproximada del sobre esfuerzo que supone para su organismo situaciones como el ejercicio intenso y obligado, y el estrés. La medición del pH sanguíneo en toros de raza brava después de la lidia clásica, demostró un estado de acidosis debido al ejercicio intenso y a la incapacidad de los pulmones para eliminar el dióxido de carbono (CO2) que se está produciendo, que dará lugar a falta de oxígeno en los tejidos (hipoxia). La presión parcial de oxígeno (PO2) se encuentra disminuida. Esto puede ser consecuencia de la dificultad pulmonar para oxigenar al animal como sucede tras el ejercicio intenso de la lidia. Los valores de dióxido de carbono total (TCO2) en toros después del ejercicio están por debajo de los considerados como normales. Los valores de saturación de oxígeno (SO2) también se encuentran por debajo de los normales en estos toros. La mayoría de los parámetros que participan en la regulación del equilibrio ácido-básico mediante la función respiratoria, se encuentran por debajo de los considerados como fisiológicos en otras razas bovinas.

El concepto anaeróbico significa “sin oxígeno” para generar energía. El ejercicio anaeróbico es una actividad breve y de gran intensidad donde el metabolismo tiene lugar en los músculos. Por explicarlo de una forma más sencilla, un ejercicio anaeróbico sería aquel que desarrollan los atletas de velocidad.

El concepto aeróbico significa “con oxígeno”, e incluye actividades de menor intensidad, desarrolladas en periodos de tiempo más largos. Éstas requieren una gran cantidad de oxígeno para generar la energía que se necesita en un ejercicio prolongado de larga duración. Por explicarlo de una forma sencilla, un ejercicio aeróbico sería aquel que desarrollan los atletas de fondo.

El ejercicio que se le hace desarrollar a un novillo o a un toro en una plaza, dándoles repetidos pases de capote y de muleta durante un largo periodo de tiempo, debería ser anaeróbico por la brevedad de los lances y las cortas distancias en los que se lleva a cabo, pero dado que estos animales son herbívoros rumiantes y no están capacitados por su naturaleza para desarrollar este ejercicio, su organismo se ve obligado a transformarlo en aérobico para intentar adaptarse y poder obtener la energía que necesitan para soportarlos. El fracaso es evidente, ya que el animal padecerá acidosis metabólica indicador de sufrimiento en los bóvidos. De hecho, las actividades enzimáticas mencionadas (CPK, LDH y AST), aumentan mucho más en un toro de lidia después de este tipo de exigencias, que en un caballo después de una carrera.

Las analíticas sanguíneas indican el aumento de glóbulos rojos debido al esfuerzo y sufrimiento muscular que se produce, con déficit de oxígeno en la sangre, que deberá ser compensado con la salida al torrente circulatorio de los hematíes almacenados en los lugares de reserva (principalmente el bazo). La pérdida de agua por el sudor y la respiración, conduce a un proceso de deshidratación que quedará reflejada en el hematocrito, la hemoconcentración y la hipoxia, lo que ocasiona que la sangre de estos animales sea espesa, oscura y de aspecto alquitranado. En cuanto a los glóbulos blancos, el estrés, el miedo y el ejercicio provocarán un aumento de neutrófilos y una disminución de linfocitos. Este aumento de este tipo de células hemáticas se considera en los bóvidos como indicar de intenso estrés.

El estudio anatomopatológico post mortem de diferentes músculos de toros lidiados al modo convencional, constató la existencia de lesiones tales como: alteraciones mitocondriales, pérdida del contorno poligonal de las fibras, centralización de núcleos, procesos de necrosis (muerte celular), fragmentación fibrilar, vacuolización del sarcoplasma y, además, anomalías en la vascularización de la fibra muscular con riesgo de isquemia relativa y problemas de oxigenación, junto a fibrosis musculares, degeneración y rotura de fibras musculares, y miopatías con atrofia e incompetencia funcional de los músculos. El cuadro de lesiones musculares encontrado podría ser consecuencia del sobreesfuerzo físico que realiza el animal en un breve periodo de tiempo (lidia convencional) y que en este caso se ve incrementado por el tiempo de duración. En dos de estos estudios se afirma: “los toros de lidia no son animales para realizar un ejercicio intenso en un corto periodo de tiempo, ya que la capacidad oxidativa de las fibras musculares es pequeña en relación con las de otros mamíferos”.

Aportamos además en la elaboración de este documento, un estudio comparativo realizado entre novillos de tres años y toros de cuatro años, lidiados a puerta cerrada en sus ganaderías, plazas portátiles y plazas fijas. Los que fueron lidiados en su propia ganadería, no requirieron transporte previo. Se trataba de estudiar el efecto de las diferentes situaciones de estrés y del ejercicio en la liberación de diferentes enzimas musculares. El estrés es la respuesta a la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos.

Los valores medidos fueron el cortisol, la CPK (creatínfosfokinasa), LDH (lactatodeshidrogenasa) y la AST (aspartato amimotransferasa). La CPK, la LDH y la AST, son liberadas de los músculos a la sangre tras su necrosis y la hipoxia (falta de oxígeno) que en los mismos se produce.

Las lesiones musculares se ponen de manifiesto por la marcada elevación de las concentraciones séricas de estas enzimas musculares. Una de las causas de las miopatías es el desequilibrio fisiológico del aparato locomotor del toro. Así queda demostrado en otros estudios cuando se afirma:

“No existe correlación positiva y significativa entre el volumen de las heridas o castigo recibido y las actividades enzimáticas, por lo que su incremento en el plasma, dependerá del ejercicio físico y de otras situaciones como el estrés, y la posterior liberación de catecolaminas , es decir, adrenalina (epinefrina) y noradrenalina (norepinefrina)”. ”Dado que todos los músculos estudiados guardan íntima relación con la movilidad del animal y ninguna con los que son lesionados por las puyas y las banderillas, podríamos pensar que las lesiones que presentan son debidas al esfuerzo físico que tienen que realizar durante el toreo con muleta”. Dado que en el tipo de espectáculo que nos ocupa no hay puyas ni banderillas, podemos decir que, a pesar de ello, los daños musculares, el sufrimiento respiratorio y el estrés serían muy similares a los que sufren los animales en una lidia clásica como se admite en el estudio.

Los valores de CPK en toros lidiados en la misma ganadería a puerta cerrada y sin transporte previo oscilaron entre 1482-3768 (media 2314 +/- 119,84) siendo el valor fisiológico normal en el toro de lidia de 532,89; los valores de AST entre 774-1273 (media 1014 +/-183,93) siendo el valor fisiológico normal en el toro de lidia de 26,22; los valores de LDH oscilaron entre 2090-3120 (media 2832,6 +/- 512,86) siendo el valor fisiológico normal en el toro de lidia de 600; los valores de cortisol oscilaron entre 136,17-112,28 (media 117,19 +/-12,19) siendo el valor fisiológico normal de 6.

Tampoco debemos olvidarnos de las posibles lesiones que en las lidias convencionales han sido descritas, como la rotura de cuernos o fracturas de extremidades y cojeras por diversas causas, además de diversas alteraciones oculares: un estudio realizado sobre más de 6000 toros revela un gran número de lesiones oculares que sufren estos animales durante la lidia, en el desembarco del camión, o durante la espera previa a su salida a la plaza. En un 23% de ellos, se encontraron úlceras de córnea, desprendimientos de retina, luxaciones y subluxaciones de cristalino, fractura del borde orbitario en el arco superciliar, y hemorragias intraoculares.Existen referencias publicadas sobre el agotamiento nervioso que se produce en los centros de la visión de los toros y novillos lidiados, generado por la vasoconstricción y la hipoxia, debido a los numerosos giros de cabeza y la constante fijación de la mirada en los engaños durante el último tercio de la lidia, así como los excitantes cromáticos que incitan a la acción, como son el amarillo, el naranja y el rojo de los capotes y muletas. que les provocará dificultades visuales para enfocar los objetos:

«Los músculos que intervienen en la visión, mantenidos en constante movimiento, sufren agotamiento nervioso. El encéfalo y los centros nerviosos sufren vasoconstricción lo que hace que el animal sufra una importante pérdida de visión»

CONCLUSIONES:

  1. Este tipo de espectáculos no pueden considerarse como inocuo para los animales utilizados, ya que se realizan en presencia de un bullicioso y numeroso público, y todos los animales utilizados suponemos que serán sacrificados, lo que haría de su muerte una necesidad basada única y exclusivamente en la diversión y en el sostenimiento de un espectáculo que supone maltrato animal.
  2. Los animales utilizados en este espectáculo, cómo hemos demostrado por medio de la transcripción de numerosos estudios sobre toros lidiados, sufren física y emocionalmente. A pesar de que los animales que se estudiaron en las publicaciones científicas que mencionamos en la bibliografía, fueron sometidos a lidias completas y por tanto cruentas (varas, banderillas, estoque…), los parámetros medidos hacen referencia al padecimiento muscular y respiratorio, que como hemos comentado, podría ser mayor en los espectáculos que nos ocupan por el tiempo en que los novillos y toro serían lidiados con capote y muleta. Existen estudios hechos en lidias clásicas que nos indican que el tiempo que los toros y novillos están en movimiento no es superior a 1/3 de la lidia, es decir, apenas unos 210 segundos. De hecho, en dos de estos estudios, aparecen las mismas citas a la que ya hemos hecho mención y que consideramos importante que sean tomadas en consideración:

“No existe correlación positiva y significativa entre el volumen de las heridas o castigo recibido y las actividades enzimáticas, por lo que su incremento en el plasma dependerá del ejercicio físico y de otras situaciones como el estrés, y la posterior liberación de catecolaminas ,adrenalina (epinefrina) y noradrenalina (norepinefrina)”; “dado que todos los músculos estudiados guardan íntima relación con la movilidad del animal y ninguna con los que son lesionados por las puyas y las banderillas, podríamos pensar que las lesiones que presentan son debidas al esfuerzo físico que tienen que realizar durante el toreo con muleta”.

Resulta evidente que estos animales sufren alteraciones fisiológicas que atentan claramente con lo que hemos descrito como bienestar animal.

Independientemente de las consideraciones científicas que hemos dejado plasmadas en nuestro estudio, fruto de una extensa revisión bibliográfica, y como veterinarios abolicionistas de la tauromaquia, consideramos que la implantación de este tipo de lidias sin sangre podría hacer cambiar el tipo de aficionado a la tauromaquia, que podría verse atraído por lo que consideraría un espectáculo sin sufrimiento animal, y por tanto éticamente aceptable. Como hemos demostrado este tipo de consideraciones se alejan de forma clara de la realidad de las lidias sin sangre, y desde el movimiento abolicionista de la tauromaquia no deberíamos mostrarnos débiles ante su hipotética implantación.

Este informe ha sido elaborado por:

-José Enrique Zaldívar Laguía. Veterinario colegiado en el Ilustre Colegio de Veterinarios de Madrid.

-Virginia Iniesta Orozco. Veterinaria. Doctora en Medicina y Sanidad Animal. Facultad de Veterinaria de Cáceres (Extremadura)

-Lina Sáez de Antoni. Veterinaria colegiada (Madrid)

-Miguel Ibáñez Talegón. Veterinario. Profesor de Etología. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.

-Esther Vicente Pareja. Veterinaria colegiada (Madrid)

-Anabel Marín García. Veterinaria colegiada (Cádiz)

-Marta Gallego Torres. Veterinaria colegiada (Palma de Mallorca)

-Walter Suarez. Veterinario. Universidad de Guelph (Canadá)

-Alfonso Balleres de la Torre. Veterinario colegiado (Pamplona)

-Laura Almarcha Duesa. Veterinaria colegiada (Barcelona)

-Alicia Campanero. Veterinaria (Madrid)

-Carlos Nunes. Veterinario colegiado (Madrid)

-Rafael Luna Murillo. Veterinario colegiado (Córdoba)

AVATMA está formada en la actualidad por 428 veterinarios.

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