Respuesta al artículo de la Vanguardia – Un animal hoy sufre menos en una granja que en libertad

Consideraciones respecto al artículo de la Vanguardia

“Un animal hoy sufre menos en una granja que en libertad”

El pasado 8 de abril se publicó en La Vanguardia un artículo titulado “Un animal hoy sufre menos en una granja que en libertad”, en el que se entrevistaba al veterinario y doctor en Filosofía de la Ciencia Animal Carlos Piñeiro. Podéis leerlo aquí.

En referencia a lo que se explica en dicho artículo, desde AVATMA queremos aportar una serie de consideraciones.

El término bienestar animal designa el modo en que un animal afronta las condiciones de su entorno. Como indica la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) un animal está en buenas condiciones de bienestar si está sano, cómodo y bien alimentado, si se siente seguro y puede expresar formas innatas de comportamiento y si no padece sensaciones desagradables de dolor, miedo o angustia.

La Ciencia del Bienestar Animal es un campo relativamente joven, que está en pleno desarrollo. Muestra una gran actividad investigadora, cuyos resultados se vienen utilizando para innovar en el ámbito de la producción de los animales y se han traducido, por ejemplo, en mejoras en el enriquecimiento ambiental o del incremento de la superficie disponible para cada individuo en las instalaciones ganaderas.

Hay que resaltar, además, que el bienestar de los animales explotados para consumo es un tema que preocupa a la mayoría de ciudadanos europeos, ya que el 94% de ellos opina que es importante protegerlo y el 82% cree que esta protección debería ser mayor.

A pesar de ello, desgraciadamente, para miles de animales que se mantienen en las granjas industriales sigue primando su consideración como unidades productivas sobre su plena capacidad de sentir. Así, de los más de 800 millones de animales que son sacrificados anualmente en nuestro país para producir alimentos (1), un gran porcentaje de ellos viven en explotaciones intensivas. Para los que están permanentemente confinados, como los conejos o muchas de las gallinas ponedoras, o para los que se mantienen hacinados dentro de naves sin ningún tipo de estímulo, como los pollos de engorde, las condiciones en las que son obligados a vivir afectan muy negativamente a su bienestar, y esta ausencia de bienestar puede reflejarse en la aparición de severos problemas de conducta como estereotipias, canibalismo, agresividad o picoteo de plumas en las aves.

En el caso de los cerdos criados en granjas intensivas, por ejemplo, es frecuente que se produzca el mordisqueo de rabos (caudofagia) por diferentes motivos, casi todos relacionados con entornos y manejo de los animales inapropiados, incluyendo la escasez de espacio para expresar comportamientos naturales. De esta forma, en aquellas explotaciones industriales donde los cerdos -que son animales muy curiosos e inteligentes- no son capaces de satisfacer necesidades básicas como la de investigar con sus hocicos o buscar comida, éstos pueden comenzar a morder los rabos de otros cerdos, causándoles lesiones. Para evitar este problema está permitido que a los lechones de corta edad se les ampute el rabo y se les recorten o limen los dientes. Estas intervenciones no solo causan un gran sufrimiento a los animales, pues se realizan sin anestesia o analgesia, sino que tampoco solucionan el problema de fondo (el manejo inadecuado de estos animales), tan solo el síntoma. En este sentido, desde AVATMA hemos apoyado la campaña End Pig Pain, cuyo objetivo ha sido acabar con las prácticas de mutilación porcina en la Unión Europea y que ha recogido un millón de apoyos ciudadanos.

Por otra parte, también hay que señalar que millones de animales en toda la UE son explotados dentro de jaulas: cerdas cuando crían a sus lechones, conejos y codornices, gallinas ponedoras, patos y gansos alimentados forzosamente para producir foie gras… Estos individuos ven severamente restringidos sus movimientos y no tienen posibilidad de realizar la mayoría de sus
pautas o formas de comportamiento innatas y adquiridas . Por ejemplo, las gallinas ponedoras (en España, el 90% de ellas viven enjauladas) ven impedida su capacidad de  batir las alas, explorar el territorio, rascar o remover la tierra. En referencia a este tema nos gustaría hacer hincapié y divulgar la Iniciativa Ciudadana Europea que se ha puesto en marcha hace unos meses y a la que nos hemos adherido, en la que se exige que Europa prohíba el uso, cruel e innecesario, de todas las jaulas en ganadería. Para lograrlo, es necesario asegurar la recogida de un millón de firmas en toda la UE. Te animamos, si aún no lo has hecho, a que des tu apoyo a esta iniciativa, para conseguir un futuro sin jaulas que mejoraría la vida de millones de animales en las granjas de todo el continente. Puedes firmar aquí para poner fin a las jaulas en la Unión Europea à No más jaulas (End the Cage Age)

Hoy en día, gracias a la experiencia que hemos ido adquiriendo en el campo de la etología, sabemos que los animales que son explotados en las granjas son seres complejos, inteligentes y emotivos, que tienen personalidades individuales diferentes, conocen el orden jerárquico que ocupan en su grupo, pueden razonar por deducción (establecer relaciones entre ideas y sacar conclusiones), solucionan problemas y tienen  comunicación referencial (transmiten información de peligro, alarma); estas habilidades requieren un innegable nivel de autoconciencia. Los veterinarios, como garantes de la salud y el bienestar de los animales, tenemos una gran responsabilidad no solo en la prevención y tratamiento de las enfermedades que les afectan y en su alimentación, sino también en que se cumplan las condiciones de bienestar para que su manejo y sacrificio se lleve a cabo de la manera más compasiva posible. Cualquier sistema de cría tiene ventajas e inconvenientes pero, en cualquier caso, mientras sigamos produciendo alimentos procedentes de los animales, nuestro objetivo debe ser procurar eliminar toda fuente de sufrimiento para ellos y fomentar entre la población el respeto y la empatía que merecen.

(1) Phillip Lymbery La carne que comemos. El verdadero coste de la ganadería industrial. https://www.ciwf.es/nuestras-campanas/