¿CENSURA TAURINA EN EL CENTRO DE ESTUDIOS DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID?

Ayer, 22 de octubre, a las 19:30 horas, se celebró en la sede del Colegio de Abogados de Madrid, una mesa redonda con el título: “Los toros: ¿protección hacía una manifestación cultural o rechazo al maltrato animal?”.

En esa mesa de debate deberíamos haber estado Anna Mulà, en calidad de abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, y en representación de la Fundación Franz Weber (FFW), y yo, en calidad de veterinario y presidente de AVATMA, junto a un Magistrado Juez de lo Mercantil de Madrid, Andrés Sánchez Magro, al que conocí durante la grabación del  programa de Cuatro TV, “La Línea Roja”, y un periodista y narrador de Movistar + Toros, José Germán Estela, y que ha estado moderada por el abogado y diputado responsable de la Junta de Gobierno del colegio, Raúl Ochoa Marco. Curiosamente, en esta impresión de pantalla, sacada de la página web del colegio de abogados de Madrid hace unos días, y como se puede ver, mi nombre no aparece, y sí el de Anna.

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El día 24 de septiembre y mediante una serie de correos electrónicos quedó confirmada nuestra participación, la de Anna y la mía, por el organizador del acto, el Centro de Estudios del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, que había sido propuesta y concertada previamente por vía telefónica. En los mencionados correos nos pedían una serie de datos personales que debíamos hacerles llegar, recibiendo posteriormente la confirmación de su recepción. A través de este correo, además, se nos hacía saber que el moderador de la mesa se pondría en contacto con nosotros en fecha próxima a la celebración del acto para coordinar el contenido y el turno de las respectivas intervenciones. En realidad, y tal y como se han desarrollado los acontecimientos, que paso a relatar a continuación con absoluta objetividad, estos datos personales no deberían estar en su poder, pero lo están.

La sorpresa se presenta nueve días después, el 3 de octubre. Mediante una llamada telefónica, la persona que había contactado anteriormente conmigo por esa misma vía, me informa de que se ha decidido prescindir de mi participación en el mencionado debate. Las explicaciones, escasas, y ninguna digna de mención. Como es lógico me puse en comunicación con Anna Mulá y le comenté lo que había sucedido. Como es lógico y normal, ella se puso en contacto con el Colegio de Abogados de Madrid, haciéndoles saber que su aceptación a la invitación cursada iba unida a mi presencia en la mesa de debate y pidió que algún responsable de la misma se pusiera en contacto con ella para ver qué decisión final tomaba, que en principio, pasaba por renunciar a estar presente en el acto programado. Fueron intentos fallidos, al no encontrar la posibilidad de hablar con el interlocutor adecuado.

Los intentos fallidos de Anna Mulá para recibir las oportunas explicaciones fueron parecidos a los míos. La mañana del 4 de octubre, y una vez recibida la llamada telefónica que he mencionado, mandé un correo al Centro de Estudios del Colegio de Abogados de Madrid solicitando información sobre la decisión tomada respecto a mi exclusión.

El día 5 de octubre por la mañana, tanto Anna Mulà como yo, recibimos un correo electrónico del Centro de Estudios del Colegio de Abogados de Madrid en el que se nos confirmaba la anulación de nuestra presencia, debido a una nueva configuración de la mesa de participantes, y además, en el caso de Anna, se hacía mención al hecho de no haber podido contactar con ella la tarde del 4 de octubre por vía telefónica. En definitiva, una falta de respeto y de educación en toda regla, rozando la tomadura de pelo, porque en esos mismos correos se dice: “quedamos a su disposición para cualquier aclaración que precise”. La contestación a esa misiva, que les hice llegar inmediatamente, la evidente: “ya he pedido las aclaraciones y parece que nadie está dispuesto a darlas”.

Las conclusiones que cada uno pueda sacar de lo sucedido serán variadas, y seguro que no son las mismas por parte de los que defienden la tauromaquia y de los que trabajamos por su abolición. Personalmente me pareció una brillante idea la programación de un foro de este tipo en el que, evidentemente, el público asistente iba a estar formado por taurinos, antitaurinos y por aquellos que, sin tener una postura clara sobre este tema, están interesados en recibir información de los dos lados. En su planteamiento inicial se alejaba de lo que son los actos que se programan desde una y otra parte, y en los que la endogamia de los que exponen y de los que escuchan, suele ser la tónica habitual.

No ha podido ser porque los organizadores no han querido que fuera. Se habla del derecho a la información, pero parece ser que sólo para lo que les interesa.

Vaya desde aquí mi reprobación al o los responsables que han tomado la decisión de prescindir de nuestra presencia con formas carentes de los mínimos exigibles de educación y respeto, y mi agradecimiento a Anna Mulà por haber tomado la decisión que tomó. Y ésta, su decisión, que nadie la interprete como miedo al debate, sino como un acto de sentido común. Anna y yo hemos trabajado juntos en numerosas ocasiones, con algunos éxitos notables en el camino hacia la abolición de la tauromaquia y como ella dice, formamos un buen equipo.

Silenciar a una parte de la sociedad, a la que nosotros íbamos a representar en una tribuna tan importante, y que está en contra del maltrato animal legalizado, no es una buena forma de actuar y aún más si se hace desde un órgano profesional de reconocido prestigio como es el Centro de Estudios del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.

Si la programación de este evento fue un error de cálculo o se les quedó grande o se cometieron errores en su organización, para la próxima, piénsenlo. Algunos no estamos para que nos hagan perder nuestro tiempo, que es tan valioso, como mínimo, como el suyo.

Anna Mulà ha sido sustituida por otra abogada, ésta de Madrid, Paloma Ortíz Toro, autora de este magnífico artículo en el Caballo de Nietzsche. Mi fantasmagórico puesto en la mesa, no ha sido sustituido por un abolicionista de la tauromaquia, sino por un ex torero, César Rincón. 

Llama la atención lo que publicaba ayer el moderador de la mesa tras el debate: «espero que haya servido para que aprendamos a respetarnos entre todos, aunque opinemos diferente».

Aquí lo dejo.

 

José Enrique Zaldívar Laguía.

Presidente de AVATMA.

 

 

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de Izquierda a derecha José Germán Estela (periodista y narrador de Movistar + y toros), César Rincón (ex torero), Raúl Ochoa Marco (abogado, diputado responsable de formación de la Junta de Gobierno del Colegio), Paloma Ortíz Toro (abogada) y Andrés Sánchez Magro (Magistrado Juez de lo Mercantil número 2 de Madrid)

 

 

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Paloma Ortíz Toro
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Twitter del @ICAM_es que pone en palabras del diputado Raúl Ochoa estas palabras: «Espero que haya servido para que aprendamos a respetarnos entre todos, aunque opinemos diferente.»