DOCUMENTO: TAUROMAQUIA Y PAC (POLÍTICA AGRARIA COMÚN)

Este estudio ha sido realizado tras la revisión de algo más de 600 explotaciones ganaderas que se dedican, de forma parcial o total, a la crianza y selección de bovinos de raza de lidia y que, en teoría, venden sus productos para festejos taurinos en plaza, o bien los alquilan o venden para espectáculos taurinos populares. Decimos en teoría, porque los datos de determinados medios taurinos nos indicaban que, durante el año 2019, solo 290 ganaderías de lidia vendieron algún toro o novillo para festejos en plaza en España, es decir, el 27%-32% de ellas. No tenemos datos del número de animales que acabaron siendo utilizados y a veces reutilizados, en los 16.915 festejos populares que se celebran en nuestro país; de hecho, hay quienes afirman que la salvación del mundo del toro dependerá de estos festejos, de los que se celebran en las calles de los pueblos. Resultará curioso que después de tantos años de seleccionar “bravura” y “trapío”, por parte de los ganaderos, los machos acaben corriendo encierros, sean embolados con fuego o ensogados y el destino de sus hembras sea participar en sueltas de vaquillas.

¿Cuántas explotaciones de este tipo hay en España? No lo sabemos. Mientras que el Ministerio de Agricultura las cuantificaba, en diciembre de 2019, en 895 (203.056 animales), el Ministerio de Cultura daba, en su informe de 2019, una cifra diferente, nada más y nada menos que, 1.339. Por lo tanto, en nuestro análisis, podríamos haber cubierto el 67% de ellas o solo el 45%.

Los datos económicos que hemos obtenido comprenden los periodos 2002-2013 (en algún caso 2001-2013) y 2018-2019. Nuestras fuentes de información han sido la web del Ministerio de Agricultura (2018-2019) y la página “Subsidio Agrícola” (2002-2013) editada por “Open Knowledge Foundation Germany”, una organización sin fines de lucro que trabaja por la transparencia del dinero público. No hemos podido encontrar los datos del periodo 2014-2017, que deberían estar, pero no están, en la página del Ministerio mencionado anteriormente. Esto supone que las cifras que ofrecemos serán aún mayores.

El montante total que hemos obtenido ha sido de 442,5 millones de euros para, como hemos comentado, algo más de 600 ganaderías de lidia.

Los datos de las diferentes ganaderías, nombres, propietarios, representantes, fincas, municipios y provincias, han sido recabados de diferentes portales taurinos (asociaciones de criadores de toro de lidia, medios de comunicación y blogs taurinos), páginas de diputaciones provinciales y, en algún caso, de comunidades autónomas. Lo cierto es que, dadas las discrepancias entre unas y otras fuentes de información taurinas, en cuanto a los datos, ha resultado bastante complicado ofrecer el máximo rigor en este informe, que es, evidentemente, lo que nos habría gustado. Además, las actualizaciones que llevan a cabo estos medios brillan por su ausencia.

Algunas de las explotaciones ganaderas que aparecen en este informe, han desaparecido, han cambiado de nombre, de propietario, de representante o de ubicación (municipio y fincas). Algunos de sus titulares o representantes han fallecido durante el periodo documentado 2002-2018, pero los datos que ofrecemos son absolutamente válidos para los años que hemos podido revisar. Hemos contabilizado, además, aquellas ayudas de la PAC (FEAGA/FEADER) que han favorecido a familiares directos (propietarios de tierras) de estos ganaderos, y que están o estaban, de una u otra forma, vinculadas a este tipo de negocio: herederos de, hermanos de, viudas de … Las compras y ventas, totales o parciales, de ganaderías de lidia y de hierros, son una constante, como lo es la eliminación de animales y la sustitución por otros (diferentes líneas de sangre), cada vez que se producen este tipo de transacciones comerciales. Miles de estos bovinos acabaron, por esta razón, en el matadero. Tampoco tenemos datos del número de animales que mueren dentro de las ganaderías como consecuencia de entrenamientos de profesionales taurinos, de alumnos de escuelas de tauromaquia o de simples aficionados, otra fuente de ingresos para sus propietarios. En nuestro análisis, si algún ganadero es o era titular de más de una ganadería o hierro, hemos sumado en una única cifra lo percibido de la PAC por cada una de ellas.

No todos los montantes económicos recopilados vienen derivados de la crianza de bovinos de lidia, pero sí han sido percibidos por sus responsables como propietarios de tierras en las que, entre otras actividades, se seleccionan este tipo de animales. Muchas de estas explotaciones dedican o dedicaban, parte de sus terrenos, en diferentes proporciones, a los cultivos herbáceos (cereales, oleaginosas, proteaginosas, lino, arroz, leguminosas, semillas …), cultivos industriales (tabaco, algodón, frutos secos …), viñedos, crianza de otros animales domésticos (caprino, ovino, otros bovinos, equinos) e incluso especies cinegéticas (caza) y en base a ello recibieron las ayudas de la PAC. Queda meridianamente claro, que la Política Agraria Común favoreció la existencia y el crecimiento de este tipo de ganaderías. Tenemos la sospecha de que muchos de estos cultivos fueron eliminados o minimizados por sus propietarios, para dedicar el espacio que ocupaban a la crianza de animales de lidia. De hecho, en el año 2005, la producción de aceite de oliva disminuyó en un 11%. Seguramente entendieron que les resultaría más rentable otro tipo de “producción”, especialmente en los tiempos de bonanza de la tauromaquia y, además, pudieron verse influidos por las coyunturas de las políticas económicas de la Unión Europea, que subvencionaban la retirada, obligada o voluntaria, de determinadas tierras de labranza o subvencionaban en menor cuantía determinados cultivos. Esto echa por tierra la creencia de que, sin raza de lidia, las superficies (“dehesas”) en las que se explotan estos animales, desaparecerían. A la crianza de las especies domésticas mencionadas, debemos añadir la del porcino ibérico, del que dicen, es el único que rentabiliza este tipo de espacios. Es por esto qué, con este informe, AVATMA quiere apoyar la iniciativa de los partidos verdes europeos entre los que se encuentra Equo y que, en forma de enmiendas al reparto de la PAC, se votará en el Parlamento Europeo durante la semana del 20 al 22 de octubre de 2020. Concretamente se han presentado enmiendas a los artículos 17.3 a) y 33.2 b) con los siguientes textos:

`El cálculo del pago básico no debe incluir la superficie proporcional dedicada a tierras de pasto, cultivos forrajeros u otras fuentes de alimentación para los animales cuyo destino final es su venta para actividades relacionadas con la lidia o las corridas de toros, bien directamente o mediante intermediarios´.

`De los pagos asociados a la producción serán proporcionalmente excluidos o reducidos el número de las cabezas de ganado cuyo destino final sea la venta para actividades relacionadas con la tauromaquia, bien directamente vendidos o a través de intermediarios´.

Como se podrá ver en nuestro informe, muchas de estas explotaciones figuran a nombre de sociedades limitadas, sociedades anónimas, empresas agropecuarias, sociedades de transformación agraria, comunidades de bienes, sociedades cooperativas, sociedades civiles participadas … Nadie o casi nadie conoce quiénes están detrás de ellas. Algunas de estas sociedades cambiaban de nombre de unos años a otros y su domicilio de recepción de las ayudas, en ocasiones, no coincide con la ubicación geográfica de la ganadería. Llama la atención la presencia del sector inmobiliario, del arroz, del aceite e incluso del vino. Tampoco faltan familias de la aristocracia y determinadas sagas familiares, propietarias de grandes fincas y dehesas en diversas provincias, especialmente en comunidades autónomas como Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla y León, y Andalucía: Osborne, Domecq, Pérez Tabernero, Cobaleda, Galache, Cebada Gago, Guardiola Domínguez, Valdenebro, Bohórquez, Núñez, Albarrán, Cascón, de la Cova, Escobar, Escolar … Muchas de estas ganaderías, analizando algunos datos que hemos recabado, están en manos de familias que, en muchas ocasiones, se han enraizado a través de esta actividad y se compran y venden entre ellos este tipo de explotaciones y de animales. Se trata de una actividad endogámica. El estudio revela, sin dejar lugar para la duda, que son estas familias las que han sido y son las más favorecidas por los fondos de la Política Agraria Común. La diferencia, en cuanto a partidas económicas percibidas por unas y otras ganaderías es, en ocasiones, abismal.  

Desde el año 2001 al 2020, las prioridades de la PAC han ido cambiando. Hasta el año 2013 podíamos saber en base a qué concepto se otorgaban las subvenciones. Se pagaba por producción de animales, superficie y toneladas producidas. Por ejemplo, podemos ver, en los documentos consultados, pagos por: “vaca nodriza”, “prima especial vaca nodriza”, “animales adultos”, “macho bovino”, “animal castrado”, “prima especial castrado”, “terneros”, “sacrificio precoz de terneros”, “bovino de sacrificio”, “carne de vacuno”, “ayudas por superficie”, “ovino y caprino”, “primas ovino y caprino”, “reforestación”, “medidas agroambientales”, “cereales”, “oleaginosas y proteínas”, “pagos para tipos específicos de cultivos y producción de calidad”, “sector vitivinícola”, “producción de aceite de oliva”, “hectárea de arroz”, “pago único”, “pagos directos con cargo al Fondo Europeo Agrícola de Garantía”, “otros pagos a cargo del Fondo de Europeo de Garantía Agrícola”, “Fondo Europeo de Desarrollo Rural” y “concepto no identificado” (curioso: se paga sin saber qué). A partir de 2013 los conceptos se reducen y quedan así: “régimen de pago básico”, “reembolso de créditos prorrogados del ejercicio anterior”, “pago para prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente ( ”greening”), “ayuda asociada voluntaria”, “agricultura ecológica”, “jóvenes agricultores”, “inversiones en el desarrollo de zonas forestales y mejoras de la viabilidad de los bosques”, “ayudas a zonas con limitaciones naturales u otras limitaciones específicas” … Se elimina el vínculo entre la producción y las ayudas directas (disociación o desacoplamiento) de tal manera que las subvenciones se otorgan independientemente de lo que se produzca. Aun así, los ganaderos siguen beneficiándose de algunos de los que se conocen como “derechos adquiridos”, por ejemplo, “pagos por vaca nodriza”.  

En los últimos años estas ayudas se han supeditado al cumplimiento de normas sobre el respeto al medio ambiente, la salubridad y calidad de los alimentos, el bienestar animal (desde el año 2007) y la seguridad e higiene en el trabajo (condicionalidad). Se trata por tanto de ayudas que no se plantean sobre criterios productivos, sino de “calidad medio ambiental”. Según estas premisas, entendemos que las explotaciones que se dedican, total o parcialmente, a la crianza de bovinos de lidia, no atesoran algunas estas condiciones. La carne de bovinos lidiados no cumple las normas de salubridad y de calidad como alimento, y el bienestar animal, pese a que se pueda pensar lo contrario, no existe en todas las fases de su crianza. La seguridad en el trabajo la podemos poner en duda, dado los numerosos accidentes, algunos mortales, que se producen en estas explotaciones. En cuanto a la «calidad medio ambiental», existen muchas explotaciones en extensivo , de diversas especies, que cumplirían la misma función que cumple esta raza bovina.

Lo podemos decir sin temor a equivocarnos: la Política Agraria Común subvenciona un carácter no productivo en esta raza bovina, el de su “comportamiento” o el de sus respuestas defensivas cuando se les agrede física (dolor) o emocionalmente (miedo), que es el criterio en el que se basa su selección. En cuanto a la calidad de este “alimento” tienes información aquí: (“Problemas de calidad de la carne en el toro lidiado”) y en cuanto al bienestar de estos animales, en este trabajo elaborado por nuestra asociación:  (“Maltrato animal en las ganaderías de lidia”) podrás comprobar que está limitado o no existe en algunas fases del «ciclo productivo». No olvidemos que la carne de estos animales tiene una consideración especial en nuestro código alimentario en cuanto a su tratamiento y comercialización, dada su fácil y rápida contaminación. Se trata de “carne” de sufrimiento. Proponer que este sector puede reconvertirse y transformarse en productor de carne de lidia (no de animal lidiado) no tiene sentido, por el especial y complicado manejo de estos animales, por su escasa aptitud para ese fin y por su baja rentabilidad. Su beneficio solo se obtiene de su maltrato.

Hemos podido documentar la transformación de algunas de estas explotaciones, que han generado un tipo de oferta algo novedosa: las visitas guiadas (“Rutas del Toro” o “Toro Bravo y Dehesa Salmantina”), y la organización de eventos como fiestas, bodas, bautizos, reuniones de empresa, casas rurales, alquiler de sus instalaciones, tentaderos y capeas (otro tipo de maltrato animal).

Si nos atenemos a la realidad de este tipo de explotaciones, es evidente que, si no fuera por estas ayudas, las de la PAC, la mayoría de ellas no serían rentables; de hecho, no lo son. Entendemos que muchas se sostienen por el capricho de sus propietarios, que cubren sus gastos con otro tipo de ingresos. En resumen, la percepción de estas ayudas financieras, que en algunos casos llegaron a alcanzar el 50% de los ingresos de la ganadería, desligó al ganadero de lidia de la demanda de reses para la celebración de espectáculos taurinos. En el estudio que hemos realizado se evidencia que es así.

Los datos que ofrecemos a continuación son los que hemos obtenido después del análisis de algo más de 600 ganaderías.

Tramos de subvenciones que recibieron las ganaderías documentadas y fincas de familiares vinculadas con ellas:

  • 1-50.000 euros / 50
  • 50.001-100.000 euros / 49
  • 100.001-150.000 euros / 40
  • 150.001-200.000 euros / 32
  • 200.001-250.000 euros / 19
  • 250.001-300.000 euros / 20
  • 300.001 euros-350.000 euros / 16
  • 350.001-400.000 euros / 26
  • 400.001-450.000 euros / 18
  • 450.001-500.000 euros / 16
  • 500.001-600.000 euros / 29
  • 600.001-650.000 euros / 7
  • 650.001-700.000 euros / 11
  • 700.001-800.000 euros /  13
  • 800.001-850.000 euros / 10
  • 850.001-900.000 euros / 6
  • 900.001-1.000.000 euros / 10
  • 1.000.001-1.500.000 euros / 43
  • 1.500.001-2.000.000 euros / 30          
  • 2.000.001-2.500.000 euros / 19    
  • 2.500.001-3.000.000 euros / 17          
  • 3000.001-3.500.000 euros / 5
  • 3.500.001-4.000.000 euros / 7       
  • 4.000.0001-4.500.000 euros / 1
  • 4.500.001-5.000.000 euros / 4
  • 5.000.001-5.500.000 euros / 4
  • 5.500.001-6.500.000 euros / 2
  • 9.304.064 euros / 1
  • 25.108.925 euros / 1

José Enrique Zaldívar Laguía. Presidente de AVATMA