La lidia de un toro es una especie de acupuntura

La frase seguro que te ha sorprendido, pero no pienses que es un engaño para llamar tu atención. Si eres detractor de la tauromaquia, como nosotros, te habrá indignado; si eres médico, o veterinario y utilizas este tipo de terapia, la acupuntura, para tratar a tus pacientes de diversas patologías y dolencias, es probable que te hayas sentido ofendido. Esta ocurrencia fue pronunciada por un veterinario, Julio Fernández Sanz, durante una charla organizada por el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios, el día 27 de enero, cuya introducción corrió a cargo de su actual presidente, Fidel Astudillo Navarro.

Creemos que hemos respetado la esencia del mensaje, aunque la frase, textual, fue: `El toro de lidia es sometido a una especie de acupuntura´. En el contexto en que se dijo, la lidia de toros, es evidente que no hemos manipulado sus palabras.

Compartimos tu indignación, pero, además, como Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal, nos disgusta profundamente que un órgano que representa a todos los veterinarios de Andalucía, se haya prestado a semejante disparate: la promoción y difusión de nuevos útiles que causan graves daños en los animales en los que son clavados. Que esta actividad sea legal no impide que debamos y podamos considerarla como excepción al maltrato animal. Basta echar un vistazo a las leyes de protección animal de nuestras 17 CCAA, al Código Penal, e incluso al Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, y yendo más lejos a la futura Ley de Protección y Derechos de los Animales, para corroborarlo.

En días anteriores al 27 de enero, los veterinarios colegiados en los diversos colegios profesionales de cada provincia de la CCAA de Andalucía, recibieron un correo electrónico para que pudieran asistir por medios telemáticos a la conferencia. Éste es el cartel que se adjuntaba en dichos correos:

El ponente, Julio Fernández Sanz, fue presentado como director técnico del Libro Genealógico del Toro de Lidia en la UCTL, asesor de ganaderos sobre el rendimiento físico del toro y colaborador, junto a Manuel Sales Garrido, ex torero, en el diseño de innovadores útiles de la lidia. Es, además, autor de un libro sobre tauromaquia, de reciente publicación. En realidad, el motivo de la charla quedó meridianamente claro: la presentación del texto mencionado.

Dio la impresión de que el número de asistentes al evento fue escaso y algunos de los que nos conectamos lo hicimos por otras razones, que quedan reflejadas en este escrito: conocer de primera mano los argumentos que sigue utilizando el sector taurino para justificar la tauromaquia y proponer la modificación de los reglamentos que regulan los festejos.

El mejor argumento que se han podido inventar, que data de 2007, es: el toro no sufre porque cuando es maltratado es capaz de sobreponerse a su sufrimiento, merced al milagro de las extraordinarias respuestas de su sistema neuroendocrino.

Fernández Sanz es conocido en el mundo del toro desde hace años, y algunos de sus escritos, un tanto contradictorios, no han estado exentos de polémica. Sirva de ejemplo éste: `Estudio de las lesiones producidas por la suerte de varas en la segunda parte de la Feria de San Isidro de 1998´, publicado en el año 1999 por la Revista de Estudios Taurinos de Sevilla. Lo cierto es que este trabajo, que reflejaba muy bien lo que supone para un toro de lidia la suerte de varas, en lo que respecta a los daños físicos, fue motivo de controversia, obligando a sus autores a matizar sus apreciaciones en algunos medios de comunicación. Sentimos no poder ofreceros un enlace sobre lo que comentamos, porque hasta donde hemos podido revisar, las noticias que recogían este hecho han desaparecido. Haberlas las hubo, porque las leímos, incluida una entrevista en el programa de RTVE, “Tendido Cero”. De lo que decía este veterinario hace algunos años, a lo que dice ahora, no media un abismo, pero casi.

El discurso de Fernández Sanz no difirió demasiado del que dictó en otra charla, de la que nos hicimos eco en nuestra página web, pero lo de la acupuntura es novedoso en España. En Venezuela ya hubo un veterinario, José Visconti, que tuvo la misma “alucinación” pseudocientífica hace algunos años, que fue objeto de mofa en las redes sociales. Aquí tienes el vídeo con sus esperpénticas declaraciones. No se podía esperar menos.

Estos veterinarios nos vienen a contar, aunque os resulte sorprendente, que el efecto de las puyas y de las banderillas es similar, en lo que se refiere a la respuesta analgésica, a la que producen las agujas que se utilizan en la medicina tradicional china para el tratamiento de diversas patologías.

Desde AVATMA llevamos muchos años rebatiendo este tipo de falacias y lo seguiremos haciendo las veces que haga falta. De hecho, nuestro presidente ya tuvo la oportunidad de debatir con Fernández Sanz sobre este asunto ante las cámaras de Canal Plus Toros en 2016. Sobre por qué los toros, durante su lidia, descargan, al parecer, grandes cantidades de opiáceos endógenos (endorfinas), te ofrecemos, a modo de resumen, esta publicación. Tienes otros trabajos más extensos y conferencias sobre este tema en nuestra página web y existe una amplísima bibliografía, que hemos recabado en los últimos años, sobre las razones por las que los mamíferos descargan este tipo de neurotransmisores ante determinadas sensaciones negativas. Cuando hablamos de bibliografía no nos referimos a las muchas páginas de divulgación pseudocientífica que las califican, falsamente, como las hormonas del placer y de la felicidad, abundantes en internet, sino de estudios científicos que han visto la luz en las más importantes revistas de neuroendocrinología.

La ciencia ya ha dejado claras las razones por las que se producen endorfinas (opiáceos endógenos) y en qué situaciones: estrés (1), hambre (2), sed (3), dolor (4), sobreesfuerzo (5), agotamiento físico (6), lesiones musculares (7), acidosis metabólica (8), hemorragia (9), hipoxia (10), hiperglucemia (11), inmunosupresión (12), heridas (13), traumatismos (14), deshidratación (15), hipovolemia (16) y miedo (17). Ninguna de ellas está ausente en los toros que son lidiados.

La charla versó, principalmente, sobre los daños físicos que producen la divisa, las puyas, las banderillas, el estoque y la puntilla, en el curso de la lidia de toros, para intentar vender estos nuevos útiles de maltrato animal, que de alguna manera, y especialmente por su diseño, disminuirán de forma notable las hemorragias y las lesiones que provocan. Es lo que dijo… En realidad, desde nuestra asociación, llevamos muchos años describiendo los daños que sufren estos animales y es bueno que un veterinario taurino se lo recuerde a los que los niegan, también taurinos.

Según Julio Fernández Sanz, la sangre que pierde un toro durante el tercio de varas (aplicación de los puyazos) es menor, en proporción al volumen sanguíneo, que la cantidad que se nos extrae cuando vamos a donar sangre, es decir, que no es para tanto. La sangre de los toros, una vez que acaba su lidia, no muestra alteraciones hemáticas de anemia. Con una contracción del bazo, dijo, recuperan la cantidad de glóbulos rojos que hayan podido perder. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero ésta es necesaria: Si un toro de 500 kilos tiene 37,5 litros de sangre, no es un problema que pierda 1,5-3 litros como consecuencia de las puyas, como tampoco es problema que un ser humano pierda algo menos de 450 ml de 5-6 litros que tiene, cuando dona sangre. Este fue el argumento utilizado por el conferenciante. Suponemos que no habrá que incidir en cómo se producen las pérdidas de sangre en uno y otro caso.

Lo bueno que tienen los puyazos, decía, es que provocan, como respuesta al dolor que producen, una importante descarga de betaendorfinas, que sirven para producir una rápida analgesia y disminuyen el estrés: `El toro queda anestesiado tras el primer puyazo´, añadió. Para demostrar su ocurrencia mostró algunos vídeos de la aplicación de varias inyecciones en diversos toros inmovilizados en un mueco, en una conocida ganadería: mientras que durante el primer pinchazo los animales evidenciaban dolor, a partir del segundo ni se inmutaban. El milagro, según él, lo hizo la rápida descarga de betaendorfinas tras la primera sensación dolorosa. Nosotros pensamos, con ironía, claro, que, si esto es capaz de conseguirlo la aguja de una inyección, imaginad lo que puede conseguir una buena vara en forma de puyazo.

¿Y qué hace la puya en palabras de este veterinario?: abrir heridas de 3cm de diámetro, en las que, a veces, se pueden meter hasta tres dedos de una mano, y abrir trayectos en piel y músculos de 17 cm de media, aunque pueden llegar a medir 30 cm. Es el mismo efecto que provoca una aguja hipodérmica introducida en un vaso sanguíneo que ha sido canulado en un donante para extraer algo menos de medio litro de su sangre. Entiéndase la ironía.

En realidad, decía Fernández Sanz, la suerte de varas no provoca la humillación del toro al lesionar músculos, tendones y ligamentos del cuello y zonas próximas, sino que viene provocada por el cansancio que sufren estos animales debido al esfuerzo de su lucha contra el caballo del picador; por eso, muchos se caen al salir de ese encuentro en el tercio de varas. De las lesiones neurológicas que provoca la puya y que pueden afectar la locomoción del animal, no dijo nada. Mala memoria: en su trabajo de 1999, que hemos mencionado, decía que algunos toros presentaban cojeras, claudicaciones y dificultad en los movimientos laterales, por afección refleja de ciertas inervaciones.

Nos dijo que el picar al toro hace que éste se atempere, que se temple. Reconoció que algunos puyazos pueden producir lesiones a nivel de vértebras torácicas, costillas y sus cartílagos de prolongación e incluso pueden provocar una patología respiratoria tan grave como neumotórax. Suelen ser los puyazos más traseros y caídos, es decir, aquellos que se colocan en zonas en las que la masas musculares que protegen el raquis y el tórax, son más finas. Comentó que estos toros, con este tipo de afectación respiratoria, pueden resultar muy peligrosos durante su lidia y suelen manifestar cansancio de forma rápida durante la faena de muleta. Según sus apreciaciones, las betaendorfinas son capaces de neutralizar el dolor provocado por las lesiones de piel y músculos, pero no el dolor esquelético. Nos ahorraremos matizar este descubrimiento por falta de espacio y tiempo, pero es de todo punto inexacto.

También reconoció que el choque de la testuz de algunos toros contra el estribo derecho del caballo del picador, durante el tercio de varas, produce fracturas y fisuras de cráneo, además de lesiones faciales y oculares. Es éste un hecho reconocido por algunos taxidermistas que trabajan con cabezas de toros lidiados y del que desde AVATMA nos hemos eco en numerosas ocasiones. Se conoce como el «crimen del estribo del picador«. Algunos taurinos se reían de nosotros cuando lo dimos a conocer. En realidad, lo único que hicimos fue reproducir un artículo de prensa publicado por un periodista taurino en el diario El País. Comentó que actualmente ese estribo pesa 6 kilos. En la noticia mencionada, que ya tiene unos años, se hablaba de 30 kilos de peso. Puso una foto de este tipo de lesiones en el cráneo de un toro. La manera de evitarlo dijo, es cambiar al modelo de estribo que ellos han ideado. Un estribo acolchado con diversos materiales como el Kevlar, Nylon, o Resina de Poliuretano y que debe ser de color marrón porque el color negro parece atraer la atención del toro.

También reconoció las maniobras ilegales de los picadores, como el barrenado (girar la puya una vez clavada) y el mete y saca, que provocan daños anatómicos más severos en los animales.

Propuso unas nuevas puyas, más cortas (6 cm, 6,7 cm, y 7,3 cm), con la pirámide cuadrangular en vez de triangular, que no producen abrasión y que impiden el barrenado, y en cuyos trayectos sólo cabría un dedo. Tienen un corte limpio, no producen lesiones profundas y las trayectorias que abren en la piel y músculos no son de más de 10-11 cm. Comentó que, en realidad, un puyazo son 2,94 puyazos y que cada uno de ellos abre 3,54 trayectorias diferentes.

Sobre la divisa (doble arpón de 8 cm), que se clava en el cuello antes de salir al ruedo, apuntó que provoca una herida de unos 12 cm y que, en su diseño actual, puede producir y de hecho produce, heridas en las manos de los matatoros a la hora de entrar a matar. Dijo que es necesaria porque sirve para iniciar la puesta en marcha de los mecanismos neuroendocrinos (betaendorfinas) que impedirán que los animales sufran dolor y estrés. Propuso una nueva divisa que medirá 5 cm y que quedará sellada una vez clavada para evitar los accidentes mencionados. Según comentó, la divisa que va clavada evita que algunos toros mueran durante el festejo, porque gracias a las betaendorfinas que descargan cuando sienten esa primera sensación dolorosa, controlan el estrés. Mencionó que algunos animales, utilizados en festejos populares, cuya divisa iba pegada en vez de clavada, murieron en las calles. Maticemos: lo cierto es que no es frecuente que los toros y novillos que participan en este tipo de eventos, en las calles, lleven divisa, así que, los que mueren en su transcurso, que los hay, lo hacen por otras causas como son los golpes de calor y los fallos cardiorrespiratorios… De hecho, en la propuesta de modificación del Reglamento de Festejos Populares de la Comunidad de Madrid, a la que tuvimos acceso hace unos pocos meses, se proponía la novedosa utilización de la divisa, que debería ir clavada.  

Las banderillas son fundamentales porque sirven para que las betaendorfinas sigan produciéndose en gran cantidad, dijo. Los actuales «avivadores» deben ser sustituidos por otros, los suyos, que provocan heridas de menor tamaño y menos sangre. Llegó a reconocer que algunas banderillas mal colocadas, en zonas con poca protección muscular, las más próximas a la columna vertebral, pueden producir neumotórax cuando el arpón penetra en la cavidad torácica; también pueden herir a los toreros. Apuntó que dos forcados murieron en Portugal por clavarse banderillas de rejoneo durante la “pega” (la inmovilización del animal con la que acaba la lidia en ese país). No hemos encontrado noticias sobre esta afirmación. Propuso un nuevo modelo de arpón, un punzón cónico de 5 cm, en sustitución del actual (de 6 cm). La propuesta, la suya, dará lugar a agujeros de menor tamaño (3 cm en vez de los 9 cm actuales), y evitará el posible neumotórax.

Las puyas y banderillas innovadas facilitan la curación y recuperación de los animales indultados, dijo.

El estoque también ha merecido el estudio y diseño de nuevos modelos por parte del conferenciante y del ex torero. Proponen uno que sea más corto, que pese menos (490-600 gramos en vez de los 700 gramos de la actual) y que tenga unos filos más eficientes a la hora de provocar el corte de las estructuras anatómicas que encuentre a su paso una vez introducido en la cavidad torácica del animal. Evitará muchos pinchazos en hueso. Documentó la estocada ideal, aquella que entra por el hoyo de las agujas del lado derecho, entre el cuarto y sexto espacio intercostal, y que secciona la vena porta, la arteria aorta torácica o posterior y la vena cava caudal. El problema, dijo, es que hay estocadas que no provocan ningún efecto mortal porque penetran en zonas en las que la vascularización es prácticamente inexistente, seccionando venas y arterias de poco calibre. Es muy desagradable, dijo, ver animales que echan sangre por la boca y la nariz tras seccionar con el estoque pequeñas venas y arterias pulmonares. Nosotros entendemos que sí, que es desagradable, especialmente para el animal que sufre ese tipo de agonía, la de estar ahogándose en su propia sangre.

Comentó que sus estoques se están usando desde 2018 por algunos toreros y que producen una muerte fulminante. Lo quiso demostrar con algunos vídeos, suponemos que elegidos para la ocasión, en los que vimos que los toros caían de forma rápida, pero que manifestaban, posteriormente, un “extraño” pataleo. Desconocemos cuántas de las estocadas que grabó resultaron tan eficaces como las que nos ofreció.

¿Y qué más cosas nos sorprendieron de tan curiosa charla? Apuntamos algunas:

Hay mucho interés por parte de la Junta de Andalucía en que les presente estos nuevos útiles de maltratar.

Tras la estocada, dijo, se debería rematar lo más rápidamente al animal, pero por desgracia los puntilleros y los terceros banderilleros no saben nada de anatomía y menos sobre dónde está el agujero por el que deben introducir el cuchillo (entre el hueso occipital y el atlas o primera vértebra cervical). Sugirió utilizar otros materiales y afilarlas o afinarlas más.

La pistola de bala cautiva, como método de aturdimiento previo a la puntilla y al desangrado, no la veía mal. De hecho ya se ha probado y no gusta al mundo del toro.

También se lamentó de no haber recibido ningún tipo de subvención económica para sus estudios, que calificó como i+d+i. Esperamos que siga sin recibirla y de haberla, que no sea de dinero público. Los ganaderos, añadió, si han tenido el gesto de cederle algunos toros y novillos para sus pruebas.

Esto fue lo que dio de sí la charla promovida por el Consejo Andaluz de Colegios Provinciales de Veterinarios. Desde AVATMA aprovechamos esta publicación para mostrar nuestra más enérgica repulsa por la promoción y difusión del maltrato animal legalizado desde este tipo de tribunas profesionales y manifestamos nuestro compromiso para seguir trabajando por su abolición. ¿Para cuándo una charla explicando el sufrimiento del toro y la verdad científica sobre los opiáceos endógenos?

José Enrique Zaldívar Laguía. Presidente de AVATMA

Anabel Marín García. Vocal de AVATMA en Andalucía