Antes de entrar a dar nuestra opinión sobre el programa, y para que el lector se haga una idea de lo que estamos hablando, aquí os dejamos unos datos de los que cada uno sacará sus conclusiones. Según el MAPAMA (Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente) :
El sector porcino español tiene una importancia clave en la economía de nuestro país, ya que supone el 12,7% de la Producción Final Agraria. Dentro de las producciones ganaderas, que representan en torno al 38% de la Producción Final Agraria, el sector porcino ocupa el primer lugar en cuanto a su importancia económica, alcanzando el 36,4% de la Producción Final Ganadera.
A nivel mundial, la UE-28 es el segundo productor de carne de porcino, después de China. Individualmente, España es la cuarta potencia productora (después de China, EEUU, y Alemania), mientras que, a nivel europeo, España ocupa el segundo lugar en producción con un 17,5% de las toneladas producidas, por detrás de Alemania, y es el primer país de la UE en censo, con más del 19% del mismo a nivel comunitario.
Dentro de la economía española es el cuarto sector productivo. Con una balanza comercial muy positiva, España se ha consolidado como segundo mayor exportador de porcino de la UE, sólo por detrás de Alemania, aumentando espectacularmente las exportaciones a terceros países, especialmente a China, que se ha convertido en el primer destino de carne de porcino español en el último periodo. En el contexto internacional, la Unión Europea es la principal potencia exportadora.
Existen en España, aproximadamente, entre 90.000 y 99.000 explotaciones de porcino, de las que 2.329 (1.500 se dijo en el programa), es decir, sólo el 2,3%, se encuentran en Murcia. Tenemos algo más de 29 millones de cerdos. El número de cerdos sacrificados en España anualmente ronda los 48 millones, de los que se obtuvieron 3.895.800 toneladas de carne; en la UE son 257 millones los cerdos sacrificados anualmente, de los que se obtuvieron 22.957.800 toneladas de carne. El consumo de esta carne por habitante y año en nuestro país, ronda los 50,2 kilos, y los beneficios del sector se cuantifican en 4.500-6.000 millones de euros/año.
Según datos que hizo públicos la empresa El Pozo, después del programa, la balanza comercial positiva del sector es de 4.500 millones de euros; el volumen total de negocio es de 15.000 millones de euros y genera 300.000 empleos directos y 1 millón de indirectos.
Documento: caracterización del sector porcino español. Año 2015. En este documento figuran todos los datos estadísticos que hemos comentado y algunos más.
Se afirmó durante el programa y también se ha hecho después, e incluso ha servido de disculpa, que se cumple escrupulosamente la normativa europea sobre este tipo de explotaciones ganaderas. Recomendamos al lector que lea atentamente lo que figura a continuación, y verá que es evidente que, por lo menos en las imágenes que nos mostró Évole, esa afirmación, ateniéndonos a lo estrictamente legal, se puede poner en duda.
Recomendación relativa a los cerdos. Comité permanente del Convenio Europeo de Protección de los animales en explotaciones ganaderas. Este documento se encuentra en la página del MAPAMA, y dice entre otras cosas:
En ella, en esta recomendación y a modo de introducción, se hace mención a la consciencia que tenemos de las condiciones esenciales para el correcto bienestar de los animales, incluida la buena salud, sus buenos cuidados y los métodos adaptados a sus condiciones biológicas.
Artículo 4:
«Toda persona que posea cerdos (ganadero) y toda persona implicada en la explotación de los mismos, deberá asegurarse, conforme a sus responsabilidades, de que se tomen todas las medidas razonables para salvaguardar el bienestar, incluida la salud de todos los animales».
Artículo 7:
-«Los cerdos deberán ser observados con detenimiento al menos una vez al día. Durante su observación se debe prestar atención a su estado físico, su actividad, el estado de sus cerdas, de la piel, las orejas, los ojos, el rabo, las patas, las pezuñas y a la locomoción».
-«El examen individual debe efectuarse a los cerdos cuya necesidad muestre la observación general«.
-«Los animales heridos, enfermos o que se encuentren en peligro, deberán ser tratados sin demora, y si fuera necesario, ser separados del resto del grupo y colocados en una instalación apropiada disponible a esos fines».
-«Si algún cerdo se encontrase enfermo o herido de tal gravedad que no pudiera ser tratado y su transporte le provocaría más sufrimiento, se le deberá sacrificar in situ sin demora conforme al artículo 25: sin causar dolor ni agitación indebidos, ni ninguna otra forma de angustia y por una persona experta en técnicas de sacrificio, salvo en caso de urgencia, cuando no esté disponible una persona de esas características».
En la misma página, la del MAPAMA, nos podemos encontrar con la Directiva 2008/120/CE, en la que se exponen las normas mínimas para la protección de los cerdos, que entró en vigor el 10 de noviembre de 2009, y en la que se dice (protección de cerdos; síntesis del documento) en el apartado «salud»:
«Los cerdos que estén enfermos o heridos se trasladarán a celdas individuales».
En la versión codificada de la Directiva 91/630/CE de 19/XI/1991 de la UE, y en su Anexo, capítulo I, punto 6, se dice:
«Todos los cerdos deberán ser inspeccionados por el propietario o el responsable de los animales al menos una vez al día. Los cerdos que parezcan enfermos o heridos recibirán sin demora el tratamiento adecuado. En caso necesario, deberá aislarse a los cerdos enfermos o heridos en locales adecuados, provistos de camas secas y confortables. Convendrá consultar a un veterinario lo más rápidamente posible cuando los cerdos no reaccionen a los cuidados del ganadero».
Esta directiva, la 91/630/CE, fue modificada en algunos de sus artículos por la Directiva 2001/88/CE de 23/X/2001, y posteriormente por la mencionada anteriormente, la 2008/120/CE. Esta última es de obligado cumplimiento en sector porcino español desde el año 2013.
Entre las Directivas de 1991 y la de 2001, en septiembre de 1997, la UE aprobó un informe en el que se puede leer: «el coste de producción de los cerdos de engorde en USA ya es considerablemente más baja que en Europa. Poner más demandas al bienestar animal en Europa colocará, a este respecto, a USA, en una posición más favorable».
Interpretar estas frases no es complicado: los costes de producción y la rentabilidad económica primarán siempre sobre el bienestar de los animales.
Posteriormente aparecen dos nuevas Directivas: la 2001/93/CE de 9/XI/2001, que modifica las normas mínimas de la protección de los cerdos y la Directiva 2008/120/CE de 18/IX/2008 relativa a las normas mínimas para la protección de los cerdos, a la que ya hemos hecho referencia.
Curiosamente, en la primera de ellas, la 2001/93/CE se puede leer:
«El Anexo de la Directiva 91/630/CEE, se sustituirá por el texto que aparece en la presente Directiva».
Por tanto, en la Directiva más moderna, la 2008/120/CE, que mejora en determinados aspectos el bienestar de estos animales en sus explotaciones, podemos ver que se simplifica bastante el qué hacer con los animales heridos y enfermos, pero se hace referencia a ellos, y se dice:
«Los Estados miembros velarán por que los cerdos se críen en grupos, pero los que sean particularmente agresivos, hayan sido atacados por otros cerdos o estén enfermos o heridos, pueden mantenerse temporalmente en celdas individuales. En este caso la celda individual que se utilice deberá permitir que el animal se gire fácilmente, siempre que ello no sea contrario a consejos veterinarios específicos».
Es evidente que lo que apunta esta directiva, la que está en vigor, la hace mucho más laxa y menos exigente en cuanto a los cuidados que deben recibir los cerdos heridos o enfermos.
A nivel nacional, es decir, en lo que se refiere a España, se han ido asumiendo, ratificando, y consolidando las directivas europeas sobre la materia:
En el RD 1135/2002, modificado por el RD 1392/2012, es decir, en la legislación española, podemos leer lo mismo, y sentimos ser reiterativos:
«Los cerdos que haya que criar en grupos, pero sean particularmente agresivos, hayan sido atacados por otros cerdos o estén enfermos o heridos podrán mantenerse temporalmente en recintos individuales».
Como hemos apuntado, la Directiva 91/630/CEE del Consejo, de 19 de noviembre de 1991, relativa a las normas mínimas para la protección de cerdos, ha sido modificada en diversas ocasiones y de forma sustancial, por lo que, según manifestaba la UE, conviene, en aras de una mayor racionalidad y claridad, proceder a la codificación de dicha Directiva:
Artículo 8:
- Los Estados miembros velarán por que se efectúen inspecciones bajo la responsabilidad de la autoridad competente para comprobar el respeto de las disposiciones de la presente Directiva. Dichas inspecciones, que podrán realizarse con ocasión de controles efectuados con otros fines, cubrirán anualmente muestras estadísticamente representativas de los distintos sistemas de cría de cada Estado miembro
- Con arreglo al procedimiento contemplado en el artículo 11, apartado 2, la Comisión elaborará un código que cubrirá las normas que deberán seguirse durante las inspecciones previstas en el apartado 1 del presente artículo
- Cada dos años, antes del último día laborable del mes de abril y por vez primera antes del 30 de abril de 1996, los Estados miembros informarán a la Comisión de los resultados de las inspecciones efectuadas durante los dos años anteriores de conformidad con las disposiciones del presente artículo, incluido el número de ellas efectuadas en su territorio en relación con el número de explotaciones.
¿Podemos interpretar por tanto que, al ser eliminada la Directiva 91/630/CE, en la que quedaba muy claro lo que había que hacer con los cerdos heridos y enfermos, que deberían ser aislados en locales adecuados con camas secas y confortables, desaparece de la legislación europea el tipo de atención especial que deben recibir estos cerdos?
La pregunta es más que necesaria después de revisar las Directivas Europeas, y aún más, después de revisar los Reales Decretos 1135/2002 , el 1392/2012, y la guía de ANPROGRAPOR-MAPAMA, en los que no se dice absolutamente nada sobre lazaretos o sobre animales con malformaciones o con patologías congénitas o hereditarias, y muy poco, en comparación con las anteriores, de los animales enfermos, o sobre lo que se debe hacer con ellos.
Y ahora sí, si has llegado hasta aquí, procedemos al análisis del programa de Évole:
Han pasado unos cuantos días desde que se emitió el programa de Jordi Evole «Stranger pigs«. Desde AVATMA, y salvo algún comentario puntual en redes sociales, no habíamos emitido una opinión, en espera de recabar toda la información posible. Durante los días posteriores a su emisión, el bombardeo mediático ha sido intenso, y hemos podido escuchar opiniones para todos los gustos. Dado el interés que ha suscitado el tema, algunos veterinarios de nuestra asociación hemos debatido entre nosotros, y nos hemos hecho decenas de preguntas para ver si podíamos llegar a unas conclusiones en las que todos estuviéramos de acuerdo, es decir, que hubiera consenso.
La verdad es que no lo hemos logrado del todo. Aún así, vamos a intentar esclarecer, en todo lo que podamos, el asunto que nos lleva a escribir este «informe», sin dejarnos llevar por la pasión que desde algunos colectivos animalistas hemos vislumbrado, ateniéndonos a la legislación que hemos analizado y que hemos aportado anteriormente. Y no es que consideremos que ésta, la legislación, y su cumplimiento o incumplimiento, sea suficiente para justificar lo que vimos, sino para que los ciudadanos se hagan una idea de hasta dónde llega el interés por el bienestar de estos animales por parte de aquellos de los que depende.
Creemos que estamos en la obligación de hacerlo dado nuestro claro posicionamiento en favor del bienestar y en contra del maltrato animal desde la «con ciencia».
Un socio de AVATMA, Alfonso Senovilla, fue entrevistado por Évole y expuso su opinión sobre las cuestiones que le planteaba el presentador. pero sin conocer el resto del contenido del programa. Creemos que ésta es una puntualización necesaria, porque desde algún foro de veterinarios se le ha criticado por no haber denunciado la situación en la que se encontraban los cerdos que vimos en el programa, ante las autoridades pertinentes. Evidentemente él no conocía el lamentable estado de estos animales. Un apunte: el titular que da paso al vídeo de su intervención, es incorrecto: en el contexto en que se le hizo la entrevista, las prácticas ilegales no se comenten en los mataderos, sino en las explotaciones.
Vamos a obviar todo aquello referente a los trabajadores de matadero que fueron entrevistados, y a la ganadería ecológica, porque no tiene cabida en este espacio, y nos vamos a centrar en lo que realmente, como veterinarios, podemos aportar a nuestros lectores, y a ser posible despejar algunas de las dudas que se han ido planteando.
Tenemos un gran número de preguntas que nos hemos hecho en los días posteriores al programa. Todas ellas suponemos que se las habrán hecho millones de ciudadanos después de haber visto el reportaje de Salvados.
¿Tenemos respuestas para todas ellas después de escuchar a todas las partes implicadas e intentar cribar muchas de las opiniones que se han producido? Pues no, la verdad es que no tenemos respuestas para todas, pero de alguna manera intentaremos darlas evitando opiniones tendenciosas.
Además de las de Alfonso Senovilla, también se recogieron las opiniones del eurodiputado de Equo, Florent Marcellesi, que abogó por la ganadería extensiva y ecológica, dio algunos de los datos que hemos recogido al principio de este documento, se postuló en favor de la reducción del consumo de carne, y afirmó que estas situaciones, las que refleja el reportaje, se dan por el desinterés de los consumidores. También se recogió la opinión de un responsable de la comunidad autónoma de Murcia, el Director General de Ganadería de la Región, Francisco José González, que eludió cualquier tipo de responsabilidad, aunque reconoció, tras ver las imágenes, que el ganadero, el propietario de la explotación, no tenía escrúpulos, y que esa granja debería estar cerrada. Además, quedó claro que el número de inspectores de sanidad en la región, para el número de explotaciones que tienen, es insuficiente. Suponemos que será la tónica general en toda España y de lo que deberían tomar nota el Ministerio de Agricultura, así como los responsables de ganadería de todas y cada una de las comunidades autónomas.
Nuestra intención no es otra que ceñirnos a lo que vimos sin entrar en otros temas que algunos medios, con mayor o menor acierto, han aprovechado para lanzar sus soflamas sobre otras cuestiones, como la corrupción política, las subvenciones a la ganadería, los males para la salud del consumo de carne… Del mismo modo otros medios han salido en defensa del sector. También hemos «descubierto» que en este país los hay muy atrevidos: en pocos días nos hemos encontrado, de forma sorprendente, con miles de expertos en el sector ganadero del porcino en España, y esto nos parece censurable, especialmente por el grado de confusión que han sido capaces de generar entre los ciudadanos. Otros y ya que estamos, han arremetido contra cualquier tipo de explotación ganadera.
El Español, que es el medio que nos ofreció sus opiniones, las de la «no veterinaria sino farmacéutica», corrigió posteriormente su error, en cuanto a su «cualificación», pero en el enlace que hemos puesto, queda la evidencia de su error; incluso en la url del enlace a la web El Español, todavía aparece la palabra «veterinario». Decía esta profesional que a Évole «le ha salido una plasta de las memorables», y añadía: «Si esos animales intentaran ser introducidos en las instalaciones de una industria (matadero) quedarían paralizados en la puerta. Ninguna empresa se jugaría una denuncia por intoxicación por utilizar animales enfermos». Pues sí, menuda plasta. ¿En qué quedamos? ¿No estaban controlando su evolución para ver si podían ser recuperables? También hablaba de la seguridad en los mataderos en cuanto a la posibilidad de que los animales sacrificados fueron portadores de antibióticos, que pasarían de forma inevitable al consumo humano, y de los tiempos de espera antes de la matanza. Sobre esto debemos decir que esos controles existen, pero son aleatorios. Entendemos que es imposible hacer este tipo de análisis o controles en los millones de animales que se matan cada año, pero no sólo de porcino, sino de las otras especies que sirven de alimento.
Así que, sí, podemos pensar que una parte de la carne que comemos puede tener residuos de antibióticos como apuntó Florent Marcellesi.
¿Qué es lo que vimos en el programa?:
- ¿Una explotación intensiva de porcino al uso?
- ¿Se encuentran en ese estado todos los animales que se crían en este tipo de instalaciones o sólo son una parte de ellos?
- ¿Se trata de una mera y desagradable «anécdota» y no de la generalidad de la vida de estos cerdos?
- ¿De dónde salen estos animales, y por qué están ahí en esas deplorables condiciones?
- ¿Se trata de una granja en la que todos los animales que la ocupan se encuentran en esas penosas condiciones?
- ¿Cumple esta granja las normativas europeas en cuanto a este tipo de explotaciones?
- ¿Quién dice la verdad, si es que existe una única verdad en este asunto?
- ¿Podemos pensar que estos animales son enviados a mataderos para proceder a su sacrificio y pasan a la cadena alimentaria, es decir, a consumo humano o de otros animales, como se afirmó?
- ¿Se trata de cerdos que jamás saldrán de esa explotación en la que serán sacrificados?
- ¿Cuál es la razón de que estos cerdos lleguen a estar en el lamentable estado en que se encuentran?
- ¿Se trata de un lazareto, es decir, un establecimiento sanitario para aislar a los animales infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas?
- ¿Si hay inspecciones en todas las explotaciones en las que se crían, se puede tolerar que los haya en ese estado e incluso que algunos estuvieran muertos, unos en el suelo y otros en contenedores, en el momento en que se realizó la grabación?
Existen diferentes versiones. Se trata de:
- ¿Una explotación de porcino al uso?
- ¿El lazareto de una explotación de porcino al uso?
- ¿Una explotación de porcino específicamente creada para albergar a este tipo de animales, es decir, cerdos enfermos o con graves malformaciones?
¿Una explotación porcina al uso? Esto ha sido negado por todas las partes implicadas, excepto por Évole, que ha afirmado que los cerdos enfermos estaban mezclados con otros aparentemente sanos. Évole sostiene que estuvieron durante dos horas en la explotación y que filmaron en dos naves, y que esa fue la tónica general de lo que vieron. No estaría de más que nos mostrara secuencias en las que aparezcan mezclados ambos tipos de animales, los aparentemente sanos y los enfermos, porque pudiera ser que algunos parecieran no tener ningún tipo de patología, y la padecieran.
Esta discrepancia entre unos y otros es la que ha sostenido una parte del debate, es decir, el considerar por unos que en ese espacio, el que se grabó, sólo había animales enfermos o el considerar que todos los cerdos de esa explotación estaban mezclados. La aclaración sobre estas diferencias de opinión nos parece muy importante, aun resultando evidente que, independientemente de que se resuelva o no, el tremendo sufrimiento que padecían esos animales, no va a cambiar.
La versión de que es un lazareto dentro de una explotación convencional es la que más adeptos ha tenido, es decir, el ganadero aísla en él a todos aquellos cerdos que presentan enfermedades de diferente tipo, y ahí sí, quedan todos ellos mezclados, es decir, da igual que tengan un proceso vírico, bacteriano o parasitario, o que tengan una hernia, uno o varios tumores, o simplemente una malformación congénita o hereditaria. De hecho parece ser que es así y que también lo es dejarles morir y agonizar entre estertores, como vimos en el reportaje. Se ha sostenido por parte de la empresa y de otras personas relacionadas con el sector, que esos animales están ahí ubicados para ver si son viables, es decir, si se les puede curar y pasar de nuevo a la cadena de producción. Desde nuestro punto de vista, esta explicación es absolutamente falsa.
No podemos, por tanto, dar credibilidad a las explicaciones que se han dado por parte de El Pozo:
«Las imágenes grabadas corresponden a un área de recuperación sanitaria, es decir, que son animales que tienen algún tipo de malformación o enfermedad de nacimiento, que deben vigilarse para controlar su evolución y mejora y, si no se produce, llevar a cabo su sacrificio sanitario. Aquellos animales que finalmente no llegan a recuperarse son sacrificados sanitariamente por veterinarios autorizados, en la propia granja, conforme a la legislación vigente de bienestar animal (Art. 3 del R.D. 348/2000 relativo a la protección de los animales en las explotaciones ganaderas y R.D. 1135/2002 y R.D. 1392/2012, relativos a las normas mínimas para la protección de cerdos) y son retirados por gestores autorizados oficialmente por la Administración. La empresa dispone de toda la documentación oficial que acredita este cumplimiento legislativo».
Y no podemos darles credibilidad porque en esos animales se pueden observar patologías incurables (no se puede esperar ninguna mejora, sino todo lo contrario) e incompatibles con la vida, algunas de ellas con una evolución de mucho tiempo.
Las organizaciones y asociaciones de la producción, transformación y comercialización que conforman la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC) subrayan el fuerte compromiso del sector porcino español con el bienestar animal, el cuidado del medio ambiente, la seguridad alimentaria, el empleo estable, la calidad y la innovación. Con respecto al bienestar animal, no hay zona del mundo donde los animales tengan, por normativa, más espacio, mejores condiciones higiénicas, sanitarias y alimentarias, ni mayores comodidades tanto en las granjas como en el transporte.
Ha disminuido un 30% el uso de agua por kilo de carne.
Se ha disminuido un 22% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se ha dotado de un 65% más de espacio para las hembras reproductoras de porcino.
Nuestro compañero de AVATMA, Alfonso Senovilla, hacía unas declaraciones pocos días después de la emisión del programa, en las que daba otra versión de lo que se nos contaba desde el sector:
“El objetivo de tener a esos animales en ese estado es única y exclusivamente sacar un rendimiento económico por la carne procedente de ellos”. “Estos animales no pueden recuperarse de ninguna manera». «Por favor, que no somos tontos». «Por desgracia, estos animales ya no necesitan ninguna rehabilitación, lo que necesitan es dejar de sufrir”.
Por su parte Évole contestaba en una carta a las declaraciones del sector porcino y de la Ministra de Agricultura. En su misiva insistía en que lo grabado no era una zona de animales enfermos separados del resto, sino la tónica general de lo que se encontró, cuando filmaron acompañados por miembros de Igualdad Animal.
Curiosamente, el día 9 de febrero aparecía en prensa una noticia relacionada con el uso de antibióticos en ganadería, en la que se afirmaba que el gobierno facilitaría que los veterinarios notifiquen los antibióticos prescritos, a través de un Real Decreto, tema del que también se trató en el programa. No entendemos que esto sea necesario porque en las guías de buenas prácticas, a las que haremos referencia más adelante, queda meridianamente claro que debe ser así, es decir, que en el registro de cada ganadería se debe recoger el uso de cada uno de estos medicamentos. Quizás lo que se busque es que haya una mayor rapidez en la recopilación de este tipo de datos.
Sería más que interesante que las administraciones implicadas y la empresa El Pozo, recabasen toda la información que la explotación tenga sobre los tratamientos aplicados sobre esos animales, para hacernos idea de cómo intentaban o intentaron su recuperación, es decir, su curación. En resumen, sacar a la luz todas las actuaciones veterinarias que se pusieron en marcha ante las numerosas patologías que presentaban esos cerdos.
Que desde la Academia de Ciencias Veterinarias de Murcia se nos diga que esos cerdos solo presentaban hernias que son operables, no es serio. Ningún ganadero gastaría ni un céntimo de euro en operar a alguno de estos animales, y ningún veterinario que se precie de serlo, dejaría o esperaría que una hernia tomara semejantes proporciones para operarla. Aunque más tarde volveremos sobre el comunicado de esta institución veterinaria, les rogamos que no tomen el pelo a los ciudadanos y aún menos a los que compartimos con ellos una profesión, como responsables del bienestar animal y de la salud pública. Podemos repasar el vídeo del programa y detallar algunas de las patologías que presentaban esos cerdos, aparte de enormes hernias. O mejor haremos un recorrido por las numerosas fotos que se han hecho públicas en diversos medios de comunicación, y que se pueden ver al final de este texto. De cualquier forma, en el reportaje ya se recogieron los diagnósticos de un veterinario experto en porcino: hambre, infecciones, úlceras, fracturas, amputaciones, tumores, lesiones neurológicas, canibalismo.
En los días posteriores a la emisión, el sector cárnico explicó que los animales de los lazaretos que no son viables son sacrificados en la misma explotación, y que por tanto no pueden pasar a la cadena alimenticia como se dijo en el programa.
Si damos por buena esta versión, podemos afirmar que es indecente que se deje a estos animales llegar a esos lamentables estados, que sin duda les provocan un intenso sufrimiento evitable. Somos muchos los que hemos pensado que estos cerdos están así por dejadez, y a lo mejor, incluso, por ahorrar costes, los de su sacrificio. Es más barato dejar que mueran por sí mismos o esperar a ver si se puede aprovechar algo de sus patológicos cuerpos. No encontramos otra explicación, porque insistimos, las que nos han dado no son convincentes.
Reiteramos el vacío que existe en las directivas europeas y en nuestra legislación, en lo referente al sector porcino, sobre lo que es un lazareto, que algunos han calificado como enfermería.
La tercera versión, la de que se trata de una granja en la que todos los animales se encuentran en estas condiciones, es bastante interesante, pero este tipo de instalaciones, en caso de existir, serían ilegales. La legislación dice: «se prohibirá toda salida de animales con un destino diferente del sacrificio o a explotaciones que cumplan los requisitos establecidos para cerdas y cerdas jóvenes», se entiende que sanas.
Se podría tratar de un lugar al que llegarían desde diversas granjas este tipo de animales, que quedarían allí concentrados, pero: ¿para qué?, ¿qué sentido tendría? ¿es posible que los acumulen hasta que tengan un número suficiente, 30 o 40 animales, para subirlos a un camión y llevarlos a algún pequeño matadero cercano? ¿Sería legal su sacrificio en una instalación de este tipo y lo que es peor, su paso a la cadena alimentaria? Entendemos que sí, pero una vez decomisadas aquellas partes de los animales no aptas para el consumo o la totalidad del animal. ¿De verdad podemos plantearnos que a estos animales se les mantiene vivos para sacar un mínimo rendimiento económico de ellos? Nos lo planteamos.
Si la explicación fuera ésta, estaríamos ante el incumplimiento de la normativa europea sobre la protección de los animales durante el transporte. Reglamento 1/2005/CE. En su capítulo I, punto 2, y sobre la aptitud para el transporte se dice, entre otras cosas:
-
Los animales que presenten lesiones, problemas fisiológicos o un proceso patológico no se considerarán aptos para el transporte, en particular si:
-
a) son incapaces de moverse por sí solos sin dolor o de desplazarse sin ayuda;
-
b) presentan una herida abierta grave o un prolapso;
¿Fue un programa tendencioso o se pretendía plasmar de forma objetiva la realidad del sector?
Si quiso plasmar la realidad del sector, de cara a la opinión pública, creemos que no lo consiguió, aunque ya están apareciendo noticias que indican que las ventas de la marca El Pozo están disminuyendo: «no voy a dar a mi nieto un bocadillo de un cerdo canceroso», decía una consumidora. Si quiso que tuviera repercusión, no es que lo consiguiera, sino que fue más allá, triunfó, incluso fuera de España. Ya hay charcuteros que piden a la empresa que les pague daños y perjuicios, porque el negocio es el negocio y el bienestar animal no les interesa. Dos empresas belgas de supermercados, «Colruyt» y «Delhaize», que suponen la mitad de la cifra de este negocio en su país, han retirado, de momento, los productos de El Pozo, al igual que la alemana «Penny y Rawe», y otra de este mismo país, «Edeka», ha pedido explicaciones.
El problema es que, por lo menos desde nuestra visión del tema, creó demasiadas dudas. Lo que quedó en evidencia es el repugnante maltrato y manejo que tienen algunos animales que son explotados en ganaderías intensivas de porcino, porque evidentemente estos cerdos existen. Y aunque tenemos las dudas anteriormente planteadas sobre qué era aquello y porqué se da la lamentable situación de los animales, le pedimos al sector que no nos haga creer que esto es una excepción, porque sabemos, y veterinarios de nuestra asociación nos lo han corroborado, que lo que vimos se da en muchas otras granjas.
No vimos un lazareto mal gestionado, como se apuntaba por algunos, vimos algo más. No sabemos si nos harán caso, pero deberían terminar con este tipo de prácticas, cueste lo que cueste, que no será mucho, y se nos antoja que para eso, las inspecciones, sin avisar, deben ser más frecuentes. Inspecciones dirigidas única y exclusivamente a la certificación del máximo bienestar para estos cerdos, que ya tienen bastante con ser explotados. También le pediríamos al público en general que además de mostrar preocupación al pensar que la carne de esos animales puede acabar en sus platos, la muestren por el enorme sufrimiento que padecían esos cerdos en esas lamentables condiciones, algunas de ellas incompatibles con la vida. Existe una palabra que se adecúa perfectamente a nuestra petición, la de empatía.
Hemos mencionado anteriormente a la Academia de Ciencias Veterinarias de Murcia que, a través de un comunicado, publicado en esta página, ha mostrado su solidaridad con el sector ganadero del cerdo. El autor del texto que acompaña al comunicado afirmaba: «nada de lo que se dio a entender en el programa se corresponde con la situación actual del sector cárnico del porcino en España, y con el comportamiento de sus responsables».
Los académicos de ciencias veterinarias de Murcia afirmaban que la carne que consumimos no contiene antibióticos, en alusión a una de las declaraciones de Florent Marsellesi, por los controles aleatorios que se realizan en los mataderos y por lo reducido de su uso en las explotaciones ganaderas. Sobre el tema antibióticos hay muchísima literatura, y como académicos veterinarios, deberían saber que es un tema de debate y de gran preocupación en la actualidad. De hecho se habla y mucho del abuso de su uso en animales de granja y de su relación con las resistencias microbianas. Sabemos o eso se nos cuenta, que en el sector porcino se ha reducido mucho su uso, hasta en un 82% la colistina, en menos de dos años, algo menos el de neomicina y nada el de apramicina, pero también lo es que, desde la UE y desde el Ministerio de Agricultura, existe un plan de farmacovigilancia desde 2017, siguiendo la recomendación de la Agencia Europea del Medicamento de 2016. Estos antimicrobianos son suministrados a los animales en los llamados piensos medicamentosos, polvos para el agua de bebida o soluciones orales. Y no podemos olvidar que España es el país de la Unión Europea que más antibióticos suministra a sus animales de granja. Informe al respecto de la Agencia Europea.
Informe de la Organización de Consumidores y Usuarios sobre el uso y el abuso de los antibióticos.
Afirmaban también que los piensos no están hormonados, como apuntó un transportista de cerdos en un momento del programa, y que los animales no viven hacinados y con estrés. Entendemos que lo primero es cierto, pero negar su estrés, demostrado en numerosos estudios científicos, no es ni académico, ni de académicos.
Pero la perla del comunicado, que reproducimos íntegramente, es ésta:
«Las imágenes son de un lazareto, espacio reservado para los animales enfermos, donde se les intenta curar, en caso de que aún sea posible. Su carne no se destina a consumo humano. Los cerdos a los que se refiere el Sr. Évole como «monstruos», son simplemente cerdos con hernias, como las que puede tener cualquier ser humano, y que son susceptibles de ser tratadas y curadas».
Es evidente, salvo que los académicos vieran otro programa, que además de cerdos herniados, y bien herniados, los mostraba con otras patologías, unas reconocibles a simple vista y otras no, y a las que ya hemos hecho referencia. Es evidente que las hernias se operan y se curan, pero también lo es que ninguno de esos cerdos pasará por un quirófano. Es indecente que se haya dejado que esas hernias hayan adquirido esos tamaños y que se nos haga creer que el aislamiento de esos animales, en lo que llaman lazareto, obedece a que se les intenta curar, eso sí, «en caso de que aún sea posible». Pues no, no es posible, y en caso de que lo que fuera, tampoco se intentaría. ¿Han visto ustedes alguna vez a un ser humano con hernias de ese tamaño en un mundo «civilizado»? ¿Tienen ustedes alguna foto con la que ilustrar su afirmación?
En esta guía se puede leer, entre otras cosas:
- Se dispondrá de instalaciones adecuadas que permitan la observación y el aislamiento de los animales enfermos. Toda explotación contará con un veterinario responsable y un programa sanitario básico. Se debe comunicar al veterinario responsable de la explotación cualquier alteración del estado de salud de los animales. Los animales enfermos o sospechosos de estarlo, deben aislarse inmediatamente en el lazareto, enfermería o instalaciones equivalentes.
- Se procurará que el tratamiento de los animales enfermos se realice de forma inmediata y siempre siguiendo las pautas del veterinario responsable de la explotación.
- Únicamente hay que medicar a los animales cuando lo prescriba el veterinario.
- Durante el tratamiento y el tiempo de espera, los animales no podrán sacrificarse con destino a consumo humano, salvo por razones de causa mayor, en cuyo caso la copia de la receta acompañará a los mismos hasta el matadero.
- Los propietarios o los responsables de animales productores de alimentos con destino al consumo humano tendrán que justificar la adquisición, la posesión y la administración a los animales de medicamentos veterinarios sometidos a prescripción veterinaria durante los cinco años siguientes a su administración, incluso si dicho animal es sacrificado dentro del periodo de cinco años, se deberá conservar la copia de la receta.
- En cuanto a los piensos medicamentosos, que es una forma de tratamiento veterinario, solo podrán ser suministrados previa prescripción veterinaria. Una receta solamente podrá dar lugar a un tratamiento con el pienso medicamentoso prescrito.
- El titular de la explotación velará y será responsable de que el animal tratado no sea sacrificado, para ser destinado al consumo humano, antes de que finalice el plazo de espera establecido.
- Cualquier tratamiento realizado sobre los animales, por cualquier vía, quedará registrado en la hoja de tratamientos veterinarios del Libro de Registro de la Explotación Ganadera.
En el apartado de «Requisitos de Obligado Cumplimiento» se dice:
- En las explotaciones los animales no sufrirán dolores, sufrimientos o daños inútiles. Todo animal que parezca enfermo o herido recibirá inmediatamente el tratamiento apropiado. Si es necesario se ubicarán en lugares adecuados que cuenten, en su caso, con alojamientos adecuados a su edad. Si se mantienen en recintos individuales dispondrán del espacio suficiente para poder darse la vuelta.
La Generalitat de Cataluña también tiene editada una: «Guía de prácticas correctas de higiene para las explotaciones de ganado porcino». Insiste más o menos en las mismas cuestiones que la Guía de Aragón:
- Se debe tratar a los animales enfermos de forma inmediata y siguiendo las indicaciones del veterinario, y aislarlos, si es preciso, en una zona a parte destinada exclusivamente a esta finalidad. Una vez al día o más, se debe comprobar visualmente el estado de los animales. Se deben anotar diariamente las bajas (muertos) que se producen y registrarlas. Se debe llevar un registro de las enfermedades de los animales, en el que se haga constar la enfermedad, los animales afectados, la fecha de diagnóstico y las pruebas y medidas tomadas. Además, se debe evitar el dolor, los sufrimientos y daños inútiles así como evitar provocarles estados de ansiedad o miedo.
Mientras escribíamos este informe, en concreto el martes 13 febrero, nos encontramos en prensa con esta noticia: «El Pozo deja de trabajar con la granja de cerdos que grabó el programa «Salvados». Este hecho se produce, dicen, después de abrir un expediente de investigación a la explotación. Pero la decisión de El Pozo, creemos que tomada con el claro objetivo de lavar su deteriorada imagen, se acompaña de otras medidas, como es el aumento de los estándares de bienestar. Asimismo han asegurado que se han revisado los criterios y aumentado la rigurosidad en el proceso de sacrificio sanitario de los animales, que se ha implementado una nueva certificación específica de bienestar animal y se ha incrementado tanto su plantilla de veterinarios como la frecuencia de controles a las granjas proveedoras.
Evidentemente celebramos este tipo decisiones y de medidas, pero nos parece de cualquier forma censurable que se hayan tomado precisamente a raíz de la emisión del reportaje, lo que demuestra, una vez más, que el acabar con maltrato y priorizar el bienestar de los animales no está en la agenda de buenas prácticas. Nunca es tarde y estaríamos encantados de que otras empresas del sector copiaran estas nuevas medidas.
Después de la decisión tomada por El Pozo, sería muy recomendable que todos aquellos que calificaron el programa de poco riguroso, repasen sus declaraciones, y en vez de pedir a Évole que rectifique, lo hagan ellos, especialmente los veterinarios corporativistas que clamaban al cielo y se echaban las manos a la cabeza.
Los veterinarios podemos ser corporativistas, pero debemos saber dónde establecer los límites. Desde el momento en que, como mínimo, el bienestar de los animales explotados en las granjas, brille por su ausencia, nuestra profesión debe denunciarlo. Ha habido excepciones, pero como profesionales de la sanidad, que estamos en contra del maltrato animal, creemos que, como colectivo, hemos perdido de nuevo una oportunidad para demostrar a los ciudadanos que somos, de verdad, veterinarios.
Firma: Junta Directiva de AVATMA en representación de sus 508 veterinarios.
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